martes, 31 de enero de 2017

Último tirón

La verdad que estoy en la recta final de este embarazo y para ser sincera, está siendo un poco difícil... o quizá yo lo había imaginado con flores, rosas y sin dolor. Pues me duele mucho la pelvis, y es que Gabriel viene grande: según estiman, pesa aproximadamente 4kg aunque supongo que cuando nazca será algo menos que ese peso. Lo veremos. Además de la presión, lo de dormir ya ha pasado a mejor vida. Mi barriga es tan grande que no puedo estar ni de lado ni boca arriba, vamos que me paso la noche dando vueltas, y yendo unas dos o tres veces al baño para hacer un mililitro de pis. En fin, menos mal que ya queda muy poco, realmente días porque me van a inducir el parto. Tengo miedo, sí, como el miedo aquel cuando era pequeña y siempre había algún cambio en mi vida: miedo cuando cambié de primaria a bachiller, miedo cuando iba a hacer selectividad, miedo cuando comencé la carrera y no sabía si me gustaría... miedo a no encontrar a un hombre que me quisiera tal y como era yo, porque no es nada fácil esto: encajar con otra persona que no es de tu sangre y compartir con él tu tiempo, tu vida para siempre parece como de cuento de hadas. Por suerte, yo encontré a mi marido, P, que es la persona más importante en mi vida, sin olvidar mi hermana (jeje) y a partir de ahora, el padre de mi bebé. Vamos a compartir a partir de ahora otra nueva aventura, pero siempre hemos ido de la mano y apoyándonos en lo bueno y en lo malo. Gracias por estar en mi vida.
Somos dos, desde hace 14 años, y a partir de ahora vamos a ser tres. Aún me cuesta asimilar todo, después de tantos tratamientos y sufrimientos, viene Gabriel para dar luz a ese largo túnel, que os digo la verdad, nunca pensé que tuviera fin. 
¿Cómo será su cara? ¿Cómo será su cuerpecillo? ¿vendrá sano? es lo más importante, que venga bien de salud. Y qué ganas de oír su voz, su llanto... tengo miedo y ansiedad a la vez de todo esto... ya queda menos.
Y no me olvido de dedicar unas líneas a mi tía M, y mis primicas, que están pasando por un momento muy difícil y quiero decirles que las quiero mucho, y espero que Gabriel también las quiera y las tenga presentes en su vida.
Me acuerdo de momentos con mi familia, con mis hermanos y mi hermana en la playa de Fuengirola, cuando jugábamos todos juntos... han pasado tantos años que parecen una eternidad, pero tengo suerte de que estén ahí conmigo, apoyándome. Os quiero siempre.
Y dar las gracias a tanta gente que ha estado a mi lado en momentos tan duros (N, R, R, P, M, J, etc.) a lo largo de este año, que nunca lo olvidaré.
En fin, me digo a mi misma que ya queda poco, tan sólo días, o quizá horas. Ánimo que es el último tirón.

sábado, 21 de enero de 2017

Hace ya un año...

Hace ya casi un año que comencé a escribir en este blog, y la verdad, las circunstancias eran muy diferentes a hoy... por aquel entonces, en mi corazón sólo había pena y oscuridad, y a día de hoy, en mi vientre llevo al que será el amor de mi vida para siempre: mi pequeño Gabriel.
Las vueltas que puede llegar a dar la vida en tan sólo un año. Lo piensas bien, son muchas vivencias y hechos que te paras analizar tras ese periodo de tiempo. Hoy, estoy feliz por mi bebé, porque va a llenar mi corazón de alegría y felicidad y qué más se puede pedir...
Pero se ve que siempre en Enero, no todo es alegría... algunas penas y tristezas vienen solas, sin ser llamadas... familia mía que atraviesa momentos muy duros, quizá los más intensos de sus vidas, y por eso quiero dedicar estas líneas a ellos, para que Dios les de fuerzas y puedan sobrellevar el duro trance que van a sufrir. Le pido a Gabriel que traiga consigo salud y amor para los nuestros.
Y en medio de esa pequeña tristeza, he preparado la ropita de mi bebé para el hospital, con el bolso que mi amiga R ha cosido con tanto cariño para él, nunca lo olvidaré. No os podéis imaginar lo que siento al pensar que la hora se acerca y que por fin, voy a conocerlo...
Esta semana hemos estado de médicos y de monitores, o lo que se conoce como "correas". Pues va todo muy bien, mi bebé pesa 3,6 kg, así que viene gordito, jeje. Al principio me asusté, porque no quiero que sea una cesárea programada, quiero al menos, tener la oportunidad de que sea un parto natural aunque al final deciden los médicos, eso está claro. Cuando me colocaron las correas para monitorizar la frecuencia cardiaca de Gabriel y las contracciones uterinas, me quedé muy parada porque no sabía si podía moverme. La matrona me dijo que podía moverme sin problema, pero qué placer es escuchar el latido de su pequeño corazón, a una frecuencia de entre 120 y 160 pulsaciones por minuto. Os confieso que estuve los 20 minutos relajada escuchándolo. La doctora nos comentó que estaba teniendo leves contracciones, pero eran muy pequeñas así que yo creo que aún me queda...
La semana que viene también vamos de médicos, pero ya es la tónica común. 
En fin, que después de un año, estoy esperando a que mi bebé decida nacer a este mundo acordándome siempre de aquel bebé que durante 9 semanas estuvo conmigo. 
Nerviosilla estoy...