viernes, 30 de diciembre de 2016

Cuenta atrás

Hemos entrado en la recta final, y estamos en la cuenta atrás, o como diría Europe, "it´s the final count down". Y es que tras la nochebuena, hoy me he dado cuenta que son 34 semanas las que llevo dentro a Gabriel, parece algo como de ciencia ficción: llevar en tu ser alguien vivo y que cuando nazca tendrá su propio ser y personalidad, increíble.
La verdad que lo que suelen decir de las embarazadas que lloran por todo, es totalmente cierto. El día antes de nochebuena, sabía que mi marido se iba de guardia, y no lo vería en tres días, pero era nochebuena y Navidad... se me saltaban las lágrimas cada vez que tenía una mínima ocasión. Además, me daba cuenta que salían casi sin querer, sin forzar nada la situación. Pero imagino que a todas les pasa por la revolución de hormonas que hay en nuestro interior.
Fue una nochebuena especial, aunque no podía evitar recordar la del año pasado, con mi bebé perdido. Eran tantas emociones e ilusiones que tenía con ese bebé, que ahora vuelvo la vista atrás y sé que Gabriel ha llegado cuando tenía que llegar, aún habiendo pasado el trago tan amargo de perder a un bebé tan ansiado y esperado. La vida son continuos cambios de estado de ánimo: de pronto muy felices por algo, que en el instante siguiente la tristeza puede entrar por tu ventana como un huracán inesperado. Mi bebé perdido desde el cielo me mandó a Gabriel, para quererlo con todas mis fuerzas y amarlo más que a mi vida misma. 
Ver a mis sobrinos y sobrina recibir los regalos de Papá Noel, con esas caras de ilusión y de inocencia... me encantó. Cómo van creciendo todos... supongo que el próximo año cuando esté Gabriel también recibirá su regalo, aunque aún será pequeño para darse cuenta de lo que esté ocurriendo.
El martes pasado tuve ecografía en mi gine privada, y finalmente me van a inducir el parto, a causa de la heparina que me estoy pinchando. Y claro, yo como bien sabéis, me puse a buscar en internet cómo es el proceso de inducción de parto y qué consecuencias conlleva. Por lo que leí, la medicación que te ponen es oxitocina vía intravenosa y también prostaglandinas, vía vaginal, para comenzar a borrar el cuello del útero y provocar las contracciones pertinentes. Los foros hablan que suele doler mucho, pero que en cuanto pueden te ponen la epidural y ese dolor pasa. Espero que eso me ocurra a mi y puedan ponerme mi epidural sin problema. 
Y es que sufrir dolor me aterra. Sí, es un dolor con un final feliz, pero ese momento me da miedo. Me da miedo que él sufra, o que le ocurra algo. Me da miedo no tener fuerzas suficientes para empujar y que pueda salir sin problema. Imagino que son miedos normales, ¿no?
En fin, ya queda menos para verle y conocerlo, mi marido y yo estamos con la cuenta atrás para el tan esperado y ansiado día. 

miércoles, 30 de noviembre de 2016

Ya sólo faltan 10 semanas!

Pues sí, sólo restan 10 semanas para verle la carita a Gabriel. La verdad que ya quiero que llegue ese momento tan esperado, aunque le temo al parto y todo lo que conlleva o puede conllevar...
Estoy yendo a natación para embarazadas y me está viniendo genial, sobre todo para la espalda. Me relajo bastante en el agua, a la par que hago mucho ejercicio y es importante estar en forma en esta fase del embarazo, de cara a la recta final.
También voy a yoga con mi cuñada, y estoy descubriendo una modalidad hasta ahora desconocida para mi y me gusta. Pueden llegar a ser ejercicios muy duros, pero notas como el cuerpo poco a poco va adaptándose a nuevos límites, incluso estando embarazada noto como mi elasticidad cambia por momentos. Y todo hay que decirlo, me lo paso bien. La profesora te transporta a otro lugar y hace que olvides un poco el exterior, aunque sea tan sólo por una hora. Merece la pena todo este tiempo que estoy viviendo. Ojalá pueda volver una vez haya dado a luz a Gabi y haya pasado el tiempo reglamentario para hacer ejercicio.
Os he de confesar que a veces me da ansiedad, y es que se nota como el diafragma se aprisiona y no tiene espacio suficiente para expandirse, lo que implica que yo no pueda respirar con facilidad. En esos momentos, me vengo abajo y dan ganas de llorar, pero en ese mismo instante, ocurre algo tan increíble como es que se mueva el bebé en tu barriga. Hay alguien vivo aquí, dentro de mi, y que está flotando y pasándolo en grande. En ese mismo instante, pienso todo el camino recorrido, ese largo y tortuoso camino, y que al final hemos conseguido que Gabriel esté creciendo en mi vientre. Inexplicable, pero doy gracias a Dios y a los médicos de maternidad por ayudarme a conseguirlo. Eso no se olvida.
El otro día vimos la película de "Un monstruo viene a verme", y os comento que mereció la pena. Está muy bien enfocada, y aunque es triste, te hace darte cuenta de la suerte que he tenido (en mi caso) porque mi madre está curada y está viva con nosotros. Me hace muchísima ilusión que le borde cosillas y le compre su minicuna a Gabriel. No sé cómo explicarlo con palabras, pero me encanta ver que va a vivir conmigo la llegada de su tercer nieto, pero para nosotros será el tan ansiado y deseado bebé.
Quiero reseñar que también vino una amiga de la universidad, R, con su bebé de tres meses. Qué preciosidad de niño. Me llena de alegría ver que una de mis mejores amigas de esa época tan bonita, ahora es mamá. Curiosa la vida, ¿no?
Después de todo, estamos en el tiempo de descuento... 10 semanas y contando.

viernes, 11 de noviembre de 2016

Cositas que pasan

Después de la ecografia que me hizo la gine privada, todo va bien, o al menos eso me dijo ella. Se mueve mucho Gabriel, imagino que debe estar tan a gustito dentro dando vueltas y patadas, jeje. 
Esa misma semana fuimos a la ecografia 4d, para que mi hermana pudiera ver a su sobrino alguna vez antes de que naciera. Fue una experiencia inolvidable... verlo ahí, chuparse el dedo, sonreír, sacar la lengua, su manita... se vio muy bien, a pesar de estar de 25 semanas en ese momento. Yo no me emociono cuando lo veo, la emoción me embarga cuando escucho su corazón. Me parece algo tan increíble que hay alguien vivo dentro de mi. 
Mi barriga va creciendo poco a poco, que curioso verte gordita más y más cada día. Cuando veo a mi marido darle besos a la barriga, aún recuerdo todos estos años de lucha constante, de lágrimas derramadas, de intentos fallidos, de tantas cosas que hemos pasado... lógico que ahora él esté más feliz que nunca, ¿no?
Cuando estás embarazada, es cierto que estas más sensible que nunca. Todo se magnifica de manera incalculable. Me di cuenta que tenía que desplazarme a Almería para la prueba del azúcar (famoso Test O´Sullivan), y estar en el hospital a las 8 de la mañana del día 8, por lo que mi marido no podría acompañarme pues salía de guardia justo ese día... se lo comenté a mi hermana, y creo que no faltó decirle mucho más: ella se vendría de Madrid para acompañarme. Así no tendría que ir sola. 
El día 7 fue mi cumpleaños, 35 años ya. Parece que fue ayer cuando mi madre preparaba un bizcocho en casa y venían amigas del cole para soplar las velas... mi familia vino a mi piso, con mis sobrinos, y comimos migas. Ya somos muchos, y dentro de poco uno más, jeje. Estuvo divertido estar todos juntos, aunque faltaba mi marido y T también. 
Mi hermana se quedó a dormir conmigo, como cuando eramos pequeñas. Y ya al día siguiente fue cuando tuvimos que ir a Almería. En realidad, el hostal donde dormiríamos era en Huercal-Overa, un pueblo. La verdad que no estuvo mal el sitio, y fue una aventura. En el hospital me sacaron sangre y me tragué el líquido ese dulce sin respirar, en menos de 3 segundos. Así no me daría tiempo a que me diera mucho asco. En definitiva, gracias a mis padres por haberme regalado a mi hermana en su día, la quiero mucho mucho.
Hoy ya estoy de 27 semanas, 27 semanas! Parece un poco locura, ¿no? pero poco a poco sigue avanzando. Estoy contenta de estar bien, en forma, gracias a la natación y al yoga. En el yoga estoy descubriendo la capacidad de dejar la mente en blanco, y dejar que el cuerpo hable. Me encanta, gracias M por proponerme ir.
En fin, cositas que pasan y que por eso lo escribo, para que nunca caiga en el olvido la felicidad que estoy viviendo.

lunes, 24 de octubre de 2016

Momentos vividos, recuerdos inolvidables

Llevo varios días sin escribir, y hoy como está lloviendo apetece bastante recordar todo lo que he vivido en estas dos últimas semanas.
En primer lugar, comenzaré por contar que estamos recogiendo nuestro piso de Almería, para dejarlo, puesto que actualmente permanecemos en Granada durante la baja y es absurdo pagar sin vivir. Cuando vuelva, ya habrá tiempo suficiente para buscar un piso en esa zona. Es curioso la cantidad de cosas inservibles que se acumulan en los pisos durante años. Hemos tirado cantidades ingentes de cosas, y aún así, un camión entero hemos necesitado para transportar todo. Ha sido un poco locura...
En esos días, pudimos ir a Alicante a ver a mi amiga N y estar allí con ella en su casa, con su bebé tan bonito y precioso. Lo que me puedo reír con ella, no os lo puedo describir con palabras pues surgen en el momento tonterías y comentarios que permanecerán en mi memoria a lo largo del tiempo. Gracias por darme esos días tan bonitos e inolvidables.
Durante la semana pasada estuvimos colocando toda la ropa, las cosas, repartiéndolas entre el trastero y la habitación en nuestro piso. Por fin, empiezo a vislumbrar el fin de toda esa mudanza...
Aunque no os lo creáis, hay días que me despierto y pienso si sigo embarazada. Qué camino tan largo hemos recorrido, tan duro y tan sinuoso... el otro día en el carrefour conocimos a una chica que empezaba ahora su tratamiento, y no sé cómo, acabé contándole toda mi historia. Y es que hay una especie de hermanamiento con todas las mujeres que empezamos la reproducción asistida que no puedo evitar empatizar con ellas. Si hay algo en lo pueda ayudar, aunque sea mínimo, lo haré. Os lo aseguro.
Y claro, todo no podía ser felicidad. El viernes falleció mi tío, hermano de mi padre; alguien inolvidable para mi, puesto que su vida ha sido muy desgraciada desde hace muchos años. Ha fallecido sólo, con el amor de sus hermanos y sobrinos, que estuvimos ahí, acompañándolo. Una persona que era buena y bondadosa. Recuerdos que vienen a mi memoria en estos días, y que espero que permanezcan durante toda mi vida. A veces nos recogía en el colegio a mi hermana y a mi, y especialmente ilusión me hacía puesto que mi madre preparaba cocido ese día (que me encantaba). Vacaciones en la playa con él, y mil cosas más vividas. Allá donde estés, espero que estés bien y feliz con tu madre, mi abuelita, que seguro te recibió con los brazos abiertos.
Así es la vida, tiene momentos felices y otros que no lo son tanto. Mañana veremos a Gabriel que nos toca revisión, y vendrán mi suegra y mi cuñada M; espero que todo esté bien. 
Tantos momentos que he vivido, y que espero que se conviertan en recuerdos inolvidables.

miércoles, 5 de octubre de 2016

Step by step (me gusta como suena en inglés, jeje)

La ecografía de la semana 20 en Huércal fue perfecta. Me acompañaron mis padres, y estuvimos recogiendo la ropa del piso de allí. Nunca se para uno a pensar la cantidad de ropa que se acumula y que ni siquiera nos ponemos. Una maleta pequeña casi completa de calcetines... mi madre se partía de risa. Menos mal que vinieron conmigo. Me encanta tenerlos cerca y hacer cosas con ellos, pues, quién sabe el tiempo que nos queda a su lado.
Allí en el hospital nos encontramos con mi marido, que salía de guardia. Estuvimos esperando hasta que nos llamaron, y entramos. Me pesaron, y he engordado unos 5 kilos, así que no va mal la cosa. Pero os he de confesar, que la noche de antes no dormí nada. Le he cogido como terror o incluso pavor a la hora de las ecografías. Viene a mi memoria ese momento tan horrible en el que se paró. Sí, no lo he superado, eso se ve claro. Poco a poco todo esto quedará en el recuerdo cuando tenga a Gabriel en mis brazos, estoy segura. Hasta que lo vi en la pantalla, moviéndose poco a poco, empecé a respirar y a relajarme. Uno a uno le miraba la ginecóloga todos los órganos, y parece que está todo en su sitio. Menos mal. Va bien, y ya pesa casi 400 gramos. Me dijo que todo estaba perfecto.
Y sigo con mis clases de natación y de yoga. En natación lo paso muy bien, y la verdad, que la espalda va cogiendo fuerza para poder soportar el peso que poco a poco va en aumento. Y en yoga, que voy con mi cuñada M, y la profesora Brigitte es genial. Te transporta a otro mundo, lleno de paz y armonía, con uno mismo y con los demás. Estiramientos que antes ni siquiera me había planteado, pues vienen bien para la cadera, para las piernas. Todo sea bienvenido para estar en forma.
También hemos cerrado parte de la cochera, para realizar un pequeño trastero y poder traer las cosas que tenemos en el piso de Olula, y desalojar las habitaciones que tenemos aquí. Qué ganitas tengo de pintar la habitación del bebé, y poner sus cositas. 
A mi familia le tengo prohibida la compra de cualquier ropa u objeto de bebé, pero en dos semanas, serían ya 24, son 6 meses y abriré la veda para que se pueda comprar lo que sea, jeje. La verdad que mi marido en H&M compró dos bodies pequeñitos: I love MUM pone uno, I love DAD, el otro. Lo dejé porque vi en sus ojos una ilusión tan bonita y que tan anhelaba... una y mil veces doy gracias por tenerlo a mi lado.
Ya va quedando menos, aunque estoy viviendo una época muy bonita al lado de mi marido, en Granada, cerca de mis padres que tanto tiempo los he tenido lejos. El otro día me puse malita, y mi madre vino a traerme sopa y croquetas. Esas cosas no se olvidan por muchos años que pasen.
Step by step (paso a paso), el tiempo avanza pase lo que pase.

viernes, 23 de septiembre de 2016

Ganas de verle la carita a Gabriel

Hoy son 20 semanas. No me lo creo. Estamos en la mitad de todo, y ya tengo una barriguita graciosa. La verdad que la gente me dice que es poca barriga, pero bueno, todas las ecografias que me han hecho me han informado que todo va como debe y el peso del bebé está dentro de la normalidad. Espero que el martes que tengo eco, todo siga bien y esté todo correcto. 
Aún no lo siento... eso me tiene un poco mosqueada, porque hay gente que ya con 20 semanas lo ha notado y yo no... pero bueno, imagino que dependerá de cada embarazo y de cada mujer. 
Lo que sí estoy haciendo es mantenerme en forma, dentro de lo que cabe. Voy a natación para embarazadas y he notado mucha mejoría en la espalda, y además, me he apuntado a yoga con mi cuñada. Son estiramientos y ejercicios muy buenos para mi, y la profesora transmite una paz y serenidad que se agradecen en estos días, en los que a veces el miedo vuelve a mi mente y ciertos temores se apoderan de mi. Ayer mismo, mientras estaba en yoga relajándome casi al final, con los ojos cerrados, me preguntaba cómo será su carita, cómo serán sus ojos o su pelo, ¿tendrá el pelo rizado o liso? Mi pequeño Gabriel, estoy deseando verte para quererte hasta el fin de mis días.
Esta semana vi a mi amiga R, una persona que solo hacen falta 5 minutos hablando con ella para incluirla en tu lista de amigas "positivas", alegres y que te hacen desear vivir con ilusión cada día. Es tan especial, que la quiero desde hace años, muchos ya... Ella me va a regalar un bolsito para el hospital y el cojín de lactancia. Especial no, lo siguiente. Deseo toda la suerte del mundo y que se cumplan todos sus deseos.
Ayer nos fuimos mi marido y yo por la Alhambra, ese palacio tan especial que tenemos a tiro de piedra los granadinos, y estuvimos haciendo fotos para un concurso, aunque mi marido no perdió la oportunidad para hacerme fotos a mi, con mi pequeña barriga. Tengo una foto, con el Partal de fondo, que es muy bonita, y en ese instante me paré y pensé que esa escena la había soñado cientos de veces, verme allí con él haciéndonos fotos, y por fin, se estaba haciendo realidad. Sí, los sueños a veces se cumplen, aunque no en el instante o momento que deseamos, pero sí, es real. 
Qué especial me hace sentir verme con la barriga así, redondita. No os imagináis el grado tan grande de satisfacción e ilusión que he alcanzado. El clímax será cuando le vea la carita a mi ángel Gabriel. 

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Seguimos en el día a día, avanzando poco a poco

Ya casi estoy de 19 semanas. Aún lo pienso y me cuesta asimilarlo... 19 semanas!! Pero me dijeron que lo sentiría a partir de la semana 20, así que aún queda esperar para eso. Y la barriguita empieza hacer su aparición poco a poco. 
Vuelvo la vista atrás, y no me puedo creer por todo lo que hemos tenido que pasar... ha sido un camino tan largo y tan duro. Cuando empiezas a buscar un bebé no te planteas que puedas tener algún problema, puesto que esto será rápido ¿no? Hoy día, me sigo preguntando si no tenemos ninguna afección o enfermedad, ¿por qué ha sido todo esto? Me imagino que a nivel microscópico me debe pasar algo que se les pasa por alto con los medios actuales de diagnóstico. En fin, esperemos que dentro de unos años se haya avanzado más en este campo y se logre dar una respuesta a las parejas EOD (Esterilidad de Origen Desconocido).
Pasan los días, y las horas, y no tengo muchas ganas casi de hacer nada. La verdad, que he estado tan inmersa en el trabajo estos últimos años, que me ha venido bien esta des-conexión de todo ese mundo y el estrés que conlleva. Quizá empiece un libro, pues siempre me he planteado que antes de morir, me gustaría escribir uno.
Ayer tuve un mal día, con muchos gases. Esos mismos gases me hacen vomitar. Y es que cuando veo a gente embarazada que no tiene ni náuseas ni vómitos ni nada, las envidio. Yo ayer lloraba mucho al verme tirada junto al w.c. y pensar que aún me quedan otros 4 meses y medio así. Sé que no tengo derecho a estar mal después de todo lo que he pasado, pero el desánimo y la desidia vinieron a mi. Mi marido siempre está a mi lado, incluso cuando estoy vomitando él se sienta junto a mi para sujetarme el pelo o asegurarse que estoy bien. Es un cielo. Y yo a veces le hablo mal, pero es que no lo puedo evitar pues las hormonas te hacen a veces ser o comportarte como no eres habitualmente. Unos cambios de humor bestiales, que hasta yo misma me los noto. Un cóctel explosivo.
Este mes he tenido dos bodas, muy especiales y bonitas. La primera de ellas, mi prima V, que iba tan espectacular y guapa como es ella. Con todas mis primis rubias y yo (que soy la única morena, jeje), fue muy bonito todo y ver lo feliz que estaba ella con R, un sevillano que ya lo queremos como si fuese granaíno de toda la vida. 
La otra boda fue el hermano de mi marido y F. Sorpresas y momentos muy emotivos se vivieron allí. Yo hice un poco el tonto con mi suegra y mi cuñada M, así nos reímos un poco y soltamos tensión. Y recibí mi primer chupete, que será recordado por todos, pues en ese mismo instante mi marido le pedía a su hermano gemelo que fuese el padrino de Gabriel. Un mar de lágrimas nos abordó a todos, incluidos hasta mis padres que estuvieron invitados al evento.
Y es que la madrina se sabe desde antes incluso de existir Gabriel, pues cuando supe que tenía una hermana (imagino que con 3 años me daría cuenta), si algún día tenía un hijo, ella sería la madrina, sin lugar a ninguna duda. Mi hermanica C, que la quiero más que todo en el mundo, y seguro que será una buena madrina para mi bebé.
Seguiré escribiendo poco a poco, ya que esto es un camino que se va realizando en el día a día.

jueves, 8 de septiembre de 2016

Es un niño!! Gabriel será su nombre

Después de tantos años, de tantas aventuras y desventuras, por fin, sabemos que el bebé que esperamos será un niño, y el nombre elegido será Gabriel, puesto que el arcángel San Gabriel me ha marcado mucho desde que yo era pequeña.
Hace unos días, fui a la hematóloga para revisión de la heparina y todo eso, y me dijo algo que me removió por dentro y me dio pánico: la heparina debo retirarla 12 horas antes de ponerme la epidural. Pero claro, el parto debería ser programado en tal caso y la pregunta que me planteé ¿querrán programarme el parto en la seguridad social? Y en ese momento, me vine abajo. Empecé a llorar y no había consuelo. Imagino que serían también el cóctel de hormonas que tengo... salí de la consulta y fui directa a casa de mi madre a contárselo, y le quitó hierro al asunto. La verdad, claro, lo piensas y es que todas las mujeres hace unos años daban a luz sin epidural, y siguen vivitas y coleando. Es mas, mi amiga N o mi prima V no les funcionó la epidural y lo lograron. Es un miedo a lo desconocido, porque no sé la intensidad de ese dolor y es lo que me aterra. Habrá que prepararse para todo.
El martes fuimos a la ginecóloga privada, que es un cielo, y nos hizo una ecografía muy exhaustiva. Duró unos 35 minutos, miró de arriba a abajo al bebé. En esta ocasión nos acompañó mi madre, que la pobre tenía miedo porque la última vez que vino conmigo fue cuando nos dijeron que se había parado... pero en esta ocasión todo fue alegría e ilusión. Al principio, el bebé estaba de espaldas y no veíamos nada... y ya la doctora, fue moviéndolo con el ecógrafo y logramos ver el sexo del bebé: NIÑOOOO!!! No había la menor duda, una pichilla muy pequeña se logró ver, jeje. Qué emocionante saberlo!! Aunque también algo dentro de mi se apenó al saber que no habría trenzas, o coletas por hacer... pero quién sabe en el futuro, ¿no?
Con 40 grados que hacía en la calle, salimos directos hacia el coche, pero mientras enviando wasaps a la familia, amigos, a todos. Una alegría inmensa nos abarcó. Es real. Está conmigo y es un varón. En su casa, le prepararemos una habitación digna de un bebé tan deseado y anhelado como él.
Gabriel, ¡¡te esperamos con los brazos y el corazón abiertos!!

domingo, 21 de agosto de 2016

Segundo trimestre, allá vamos

Después de estos días de relax, alejada de todo no os lo vais a creer, pero aún sigo teniendo náuseas y vómitos... todo el mundo me decía "a partir de los tres primeros meses, se pasa eso..." y nada más lejos de la realidad, pues aquí siguen presentes. No me atrevo a dejar el Cariban (magnífico medicamento, que la seguridad social ha decidido no incluir porque como las embarazadas no son primordial, pues que se lo paguen, 20€ cada cajita...), y sigo tomándolo todos los días. 
Hemos estado en la playa, relajados (gracias M y J por todo, siempre a nuestro lado), y me gustaba mirar el mar. Y por primera vez en todos estos años, veía a las mujeres que estaban embarazadas de otro modo: yo también lo estaba!! y en unos meses también estaré gordita, porque no estoy del todo gorda. Me veo gordilla, pero no se sabe que es de embarazada y como dice mi amiga gallega "ya me tarda en que salga la barriga" jaja. Mi marido, cargado con la sombrilla, el bolso y demás, para que yo no cogiera peso. Me cuida mucho, qué suerte encontrarte alguien así en el camino de la vida. Ojalá Dios me regale muchos años más con él, y con el futuro bebé, y quién sabe si alguien más.
La verdad que estar allí, haces que olvides un poco el miedo o el estrés por lo que vendrá. Sí, lo sé, estoy en la semana 15 y ya ha pasado el mayor peligro, pero aún sigo pensando "¿estará vivo?" no lo veo desde el 27 de julio y hasta el 6 de septiembre no lo volveré a ver y oír, y por eso es que no sé cómo estará. Espero que bien, y en su cunita, tan "agust" (como dice mi amiga N en valenciano). 
Después de todo eso, mi marido ha vuelto a trabajar porque se le acabaron las vacaciones y han vuelto esos largos fines de semana sin saber muy bien qué hacer. Pero bueno, así tengo tiempo para poner un poco al día este blog, que tanto me ha ayudado y que pienso, que me ayudará en el futuro. Es un poco mi desahogo. 
Ya casi cuatro meses, y me parece aún mentira todo esto. Ha sido un camino tan largo la infertilidad, que bueno, hasta que no lo tenga en mis brazos no habrá terminado esta etapa tan dura y larga.
El otro día acompañé a mi amiga P con sus niños a hacerse unas fotos preciosas que hace mi cuñada y mi cuñado, y me parecía curioso que fuimos al mismo parque donde nos hicimos fotos en la cena de COU, eramos unas niñas y ha llovido desde entonces. Me alegro que siga en mi vida, siempre ahí a mi ladito.
Y sí, segundo trimestre allá vamos, ¿no? Como decía mi capataz en mi época de costalera "siempre de frente".

miércoles, 3 de agosto de 2016

Semana a semana, adelante

Pues ya hemos pasado la semana 12, y se supone que es la semana más complicada o al menos eso dicen...
Llegamos al hospital de Huércal y claro, no sabíamos dónde era exactamente donde me tenían que ver, pero después de preguntar y eso, dimos con la tecla. En la sala de espera, vi a otra mujer embarazada, pero ya estaba más gordita que yo. ¿Me veré yo así? Es una pregunta que aún ronda mi cabeza y que me da vueltas y vueltas. 
Me nombraron, y adelante que pasamos y el primer paso, pesarme, jeje. Tampoco voy tan mal, creo que he engordado un kilo y medio en estos tres meses, así que bien. Y ya pasé con la médico, que me dijo que me bajara un poco la falda y me descubriera la barriga, cuál fue mi sorpresa que por fin quedaba atrás el famoso ecógrafo vaginal que tantos momentos buenos y malos me ha dado... y me tumbé en la camilla. La enfermera me echó gel para la ecografía y yo me santigüé, pues cada eco es un mundo para mi y esta ecografía era muy importante y decisiva. La médico comenzó a mover el ecógrafo y ahí estaba el bebé, que estaba moviendo los brazos y las piernas, cosa que hoy día sigue sorprendiéndome. Empezó a medir la nuca, la fosa nasal, las piernas, etc, y soltó "uy, parece que va a ser niño, aunque no estoy segura". Y tengo que reconocer que fue un poco de impacto, pues todo el mundo me había "convencido" que iba a tener una niña, y fíjate, ahora puede ser un nene. Todo estaba bien y volvimos a oír el corazón, latiendo sin parar a una velocidad buena. Mi marido miraba la pantalla y veía en sus ojos una felicidad que con palabras creo que nunca le daré el crédito que merece. Qué emocionante es llevar a tu hijo vivo en tu ser, qué don tan maravilloso me ha regalado Dios.
Y si en 10 días no nos llamaban, quería decir que el cribado del Síndrome de Down sería bueno y que por tanto, habría un riesgo muy bajo. Por ahora no hemos recibido llamada, y según los comentarios de la médica, todo había salido dentro la normalidad, así que contentos.
De vuelta en Granada, pasan los días, y todo va sumando. Lo que no ha variado mucho son los vómitos, es lo más desagradable. Pero espero que poco a poco vayan mitigándose.
Muchos sábados me voy con la familia de mi madre a su pueblo, para estar con mis tías (R y M) y este sábado fue muy bonito, recordando vivencias de mi abuela que tan difícil lo tuvo en la vida y demostró ser una fuera de serie como persona, madre y mujer. Fue una madre coraje.
Es bonito tener a tu familia a tu lado, especialmente mis primas y primos, porque no son mis hermanos o mi hermana (que no la supera nadie, claro, jeje), pero a veces han actuado como tales y están muy pendientes de mi y de mi futuro bebé. Cuando te llaman o se acercan a verte, te alegran el alma, os lo aseguro. 
Me voy unos días de relax a la playa, a ver si se pasan los vómitos y las náuseas y empezamos este segundo trimestre con otro espíritu y ánimo.

martes, 26 de julio de 2016

Días que pasan

Llevo mucho sin escribir en el blog, y no ha sido por falta de tiempo, porque ahora es precisamente lo que me sobra... Ha sido porque estoy en medio de un huracán de pensamientos, miedos, nuevos sentimientos.
El día 13, volvimos a ver a nuestro pequeño "cigronet" (como le dice mi amiga N en valenciano), y ahí estaba, con sus bracillos y piernecillas, os prometo que ya se diferenciaban. Y de nuevo ese maravilloso sonido de su corazoncito, latiendo a 150 pulsaciones/minuto. La gine privada que es súper apañada, nos dijo que es normal que vaya tan rápido. La verdad que impresiona ese sonido tan deprisa. En ese momento me paro: "hay vida dentro de mí", y encima es parte de mí. Es una sensación muy rara, creo que por mucho que intentara explicarlo, con palabras no podría. 
Desde hace ya más de un mes estoy de baja, y estoy tranquila en casa pero a veces creo que vivo el día de la marmota una y otra vez. Sí, debería hacer algo provechoso. Leo libros, veo series, veo pelis y hasta incluso me he planteado escribir un libro, pero no me decido a hacer nada. Y encima mañana toca la ecografía de las 12 semanas, y es un paso importante porque se mide el pliegue nucal y también lo del cribado del síndrome de Down, por lo que os podéis imaginar el manojo de nervios que soy... Me cambia el humor continuamente, de pronto estoy bien que de pronto me siento mal. Pobretico de mi marido que intenta agradarme y ayudarme, pero uf, a veces me siento tan mal.... Resulta que tengo náuseas por doquier, y vomitar no os imagináis, me deja el cuerpo fatal. Sí, esto no era lo que yo esperaba, porque es muy duro intentar disfrutar de este regalo que Dios me ha dado pero a la vez estoy hecha una caca. Aunque he de decir que me está saliendo un pelín de barriguita, y lo del pecho... No me puedo ni rozar... ¡Ya una talla más!
De vez en cuando me dan alegrías ajenas que siento que son como mías. Una amiga (I) ha conseguido su embarazo deseado, gracias al ICSI y fíjate, con un embrión tipo C (que yo le dije que iba a ser Súper Champion) ha conseguido el positivo. Nunca hay que tirar la toalla porque quién sabe qué nos espera en el futuro...
Mañana espero y deseo que todo vaya bien. Ya os contaré.

lunes, 4 de julio de 2016

Esto avanza poco a poco

Cuando comienzas con los tratamientos in vitro, nunca piensas que el camino va a ser tan largo y duro... miras las estadísticas, las probabilidades de éxito, foros de mujeres que ya están embarazadas o han conseguido la meta tan deseada por todos...
Yo, ahora, que ya ha sido positivo y se acabó la betaespera maldita, ahora toca pensar en pasar de la semana 9 que fue cuando se paró.
El día 29 estuvimos en reproducción asistida para la revisión, y en la sala de espera había unas 30 parejas, sin contar que había gitanas y lo digo porque si ya hasta ellas tienen problemas, apaga y vámonos. Todos allí sentados, mirando el móvil e intentando olvidar el porqué estamos en este área esperando. Y se oye mi nombre. Mi marido y yo nos levantamos y os confieso que las piernas no paraban de temblarme. Nos recibió el jefe del departamento, y comenzamos a hablar y me dijo que pasara a desvestirme de cintura hacia abajo. Cuando entras en el pequeño baño, mil pensamientos acuden a mi mente cuando la otra vez nos dieron la peor de las noticias posibles. Haces unas gotas de pipí, y sales con una telilla puesta y te sientas en el potro de tortura. Yo rezaba mucho, y pensaba que sólo me diera fuerzas para lo que viniera. Él empezó a decirle a una chica (era muy joven, así que creo que era una MIR) que moviera el ecógrafo y eso, para ver bien todo. Y sus comentarios eran: "mira, esto es una placenta bien implantada, perfecta, y ese embrión está perfecto". A lo que yo respiré, creo que incluso me desinflé. Veía de lejos los ojos de mi marido, y volví a ver ese brillo indescriptible. Los ojos achinados, como que lo que estaba viendo era algo bueno. Y ya terminan, y se van a levantar, a lo que la chica dice, "uy, mira te lo enseño, ¿ves eso?" os confieso que no distingo muy bien lo que tengo que ver... pero veía una lucecita que se movía, sí, era su pequeño corazón que latía muy fuerte y a un ritmo bueno, según ella. Así que, de nuevo di gracias a Dios y me vestí. Me vuelven a ver el día 13, pero sólo por lo que me pasó. Y salimos mi marido y yo, felices, de la mano y contentos. Pero yo sigo con mucha cautela todo, porque no me fio nada... tengo miedo de que vuelva a ocurrir algo malo, y es inevitable.
Espero que conforme pase el tiempo, y si va bien, la tranquilidad se vaya apoderando de nosotros y podamos disfrutarlo. 

lunes, 27 de junio de 2016

Miedo

Después de unos cuantos días sin escribir nada, he decidido contaros un poco cómo va mi proceso... 
Y es que yo estaba tranquila, dentro de lo que cabía, trabajando y tomando todo lo que me habían mandado (progesterona, meriestra, ácido fólico) y de pronto empecé a sentirme muy mal, con muchas náuseas. No os podéis imaginar cuántas... La misma sensación que cuando vas en el coche y sientes que vas a empezar a marearte, la salivación, el estómago... pues así es algo continuo. Decidí que debía tomarme el famoso Cariban, porque no comía casi, y eso no podía ser.
Un día en el trabajo, entré al baño, y descubrí por sorpresa el peor de los temores: había manchado. Me fui corriendo a casa, y mi marido y yo salimos deprisa hacia urgencias. Allí, volví a recordar los peores fantasmas del pasado cuando nos hicieron las inseminaciones artificiales... tantos momentos ahí vividos... nos recibió una amiga (M.) allí, que es enfermera y se portó genial con nosotros. Me tenían que hacer una eco, y bajándome los pantalones me temblaban las piernas, me sudaban las manos, no puedo describir lo que sentía. Se vió el saco gestacional y la vesícula vitelina, pero aún no había embrión. Aún no había embrión... eso no me deja dormir.
Esos días, pues ya me dieron la baja y reposo relativo en casa. El sábado me levanté, y me tumbé un poco en la cama, y fui al baño para ducharme. Descubrí que el manchado, era sangre y era más abundante que el día anterior. Nerviosa, no sabía qué hacer. Llamé a mi hermana y me dijo que a ver qué pasaba. Llamé a un compañero y amigo del trabajo que en seguida vino a buscarme para llevarme al hospital. Nunca habrá palabras suficientes para agradecérselo.
Allí, me sentaron en una silla de ruedas, y yo me temía lo peor. Mi marido tuvo que salir de guardia y corriendo volver a casa porque también temía el peor de los presentimientos. Pero no, de nuevo vieron el saco y no había embrión, aunque decía que era pronto, pero no sabían de dónde venía la sangre. ¿Cómo? ¿Y entonces por qué sangro? alguna explicación debe existir.
Así volví a casa y estaba mi cuñada y mi cuñado conmigo, hasta que llegó mi marido y nos quedamos solos los dos intentando asimilar qué había pasado. 
La semana siguiente nos trasladamos a Granada, y allí pedí cita en mi ginecóloga privada. Ella nos recibió y nos trató muy bien, y nos explicó que la sangre venía de un pequeño hematoma que se había formado junto al saquito gestacional, de 1 cm, y que no le preocupaba la situación del mismo. Aún no había embrión, y eso me tiene muy preocupada porque y si no hay latido luego? tengo pánico a que me digan eso y volver a pasar por todo...
El miércoles me ven de nuevo, ojalá esté su pequeño corazón y lo podamos ver. Si no, se cumplirán el peor de mis temores...

jueves, 9 de junio de 2016

Tengo que contaros una cosa...

Pues sí. Hoy me he despertado y parece que estoy en un sueño. Cuando ha sonado el despertador he tenido la sensación de dormir profundamente toda la noche, como si no hubiera algo que no me dejara descansar.
Y es que por fin, después de tantos meses y de esta laaaaaaaaaaaaarga betaespera ha sido POSITIVO! Aún no me lo creo mucho, porque parece que no me ha pasado a mí esto. Cuando nos despertamos ayer en Granada, yo recé para que pudiera soportar lo que iba a venir, ya fuera bueno o malo… Nos tomamos un café rápido y en seguida en camino hacia el hospital. Allí estaba la misma chica que coincidí con ella el día de la transferencia, así que a ver qué ocurría. Ella iba convencida que no, porque ya estaba manchando, y yo me cagué. No sabía qué iba a pasar. Resulta que las enfermeras no sabían que teníamos la beta, un poco descontrol… pero al final sacaron sangre, previa rotura de vena de una de ellas.
Volvimos a Almería, y por el camino, intentaba concentrarme en la música, en los coches pasar, en mirar a mi marido y lo feliz que sería si fuese un resultado favorable…. Mil pensamientos por minuto.
Cuando llegamos a casa, mi marido fue al Mercadona, pero yo me quedé leyendo cosas por internet e intentando ocupar la mente. Encendí una vela blanca y recé un poco más. Sí, lo sé, agoté todas las plegarias posibles… pero la ocasión lo merecía, ¿no?
Las 12:50, mi marido a mi lado diciendo que llamáramos ya, pero yo quería esperar a las 13:00 que fue cuando nos dijeron. A las 13:00, justo en ese momento, mi amiga N escribiéndonos que había recibido nuestro regalo por su cumpleaños, que eran unas flores. Todo a esa hora, jeje. La enfermera me dijo: “Pues…” y hubo un silencio de unos segundos que para mí fueron eternos…  “¡estás embarazada!  Ha sido positivo” y ya mi marido empezó a saltar por el salón y yo sentada un poco en shock. Le pregunté cuándo tenía que volver y me dijo que el 29, así que ya lo tengo en la agenda apuntado.

Mi hermana, mis hermanos, amigas se alegraron por mí, y mis primas más aún. Todos a nuestro lado. Gracias por todo y por tanto.

jueves, 2 de junio de 2016

Seguimos en betaespera

Cuando una mujer se queda embarazada de forma natural, tiene la suerte de enterarse que va a ser mamá con la ausencia de su periodo y confirmándolo con un predictor (tantas marcas hay ahora…). Pero hay ciertas mujeres que nos toca vivir el calvario de la betaespera y saber si todo ha sido en vano o no por un análisis de sangre. Sí, puede que esto lo veáis estúpido, pero a veces las cosas más sencillas suponen un mundo cuando no las puedes vivir en primera persona.
Un día puede convertirse en mucho más que 24 horas, os lo juro. Parece que el reloj no avanza y que todo avanza a cámara lenta. Comienza el calvario de ir al baño del orden de 800 veces al día, y mirar el papel con lupa por si hay algún cambio o mancha de algo. Observar mi cuerpo, por si hay cambios de algo… creo que mi cerebro no puede más, y no sé cuántas betaesperas soy capaz de soportar… entre las Inseminaciones Artificiales (4) más luego la in vitro, con dos transferencias (2), y la tercera betaespera que nos dio aquel resultado tan soñado (aunque luego no terminara con un final feliz…) (1), y esta betaespera de ahora (1), van por 8 betaesperas en total. No había hecho la cuenta total, porque no recordaba las inseminaciones artificiales (quedan tan lejos ahora…), pero da miedo pensarlo.
Y de nuevo aquí me veo. La gente te dice “lo que tenga que ser será” pero no son conscientes que tu deseas que sea positivo a toda costa, y que acabe ese calvario de una vez. No os miento, también quiero que llegue ese día para saber si es negativo y enfrentarme a mi fase de pena y duelo de nuevo….
Sorprende cuando hay personas a tu alrededor o conocidas que comienzan un proceso de in vitro y les cuento los pasos que van a seguir o la medicación que se tendrán que pinchar o tomar. Me he hecho una experta en este tipo de procesos. En realidad, soy una loca de estos procesos…. Porque yo investigo hasta cómo es la criopreservación (vamos, lo que viene siendo la congelación) de los embriones y el proceso de descongelación también. Me gusta saber qué hacen en ese laboratorio tan frío y que tanta vida potencial alberga.
Ojalá el mes de Junio me traiga suerte y una vez más, pueda vivir en primera persona lo que es un positivo.

jueves, 26 de mayo de 2016

De nuevo betaespera, vamos a por la cuarta

A veces en la vida tenemos que superar retos y dificultades, que una vez sorteados, pensamos que no volverán nunca más a aparecer. Pero de nuevo, aparecen en el camino y no sabes ya cómo afrontarlos... Así que me veo de nuevo inmersa en lo que será mi cuarta betaespera. Y es en este momento que miro atrás y me digo a mi misma que qué injusta es la vida, pues yo pensaba que aquella betaespera era la última porque resultó en positiva, y no es así. Debo enfrentarme a esto de nuevo, y sí, me hace gracia cuando me dicen: "tú relájate y no pienses en ello", pero ¿cómo no voy a pensar en esto si cada 8 horas me tengo que tomar pastillas y ponerme la progesterona, además de pincharme la heparina? 
¡Qué asquerosidad la progesterona en óvulos! No os lo describo porque es un poco escatológico, pero todo el día tengo que llevar salva slip... deberían de inventar otro método más higiénico y que no tenga estos efectos colaterales.
Así, cada 8 horas vuelves a recordar en qué momento estás del proceso y por mucha meditación que yo haga o me distraiga, esto te hace rememorar y no olvidar que estás en la betaespera.
Y sí, el apoyo de la pareja es esencial, mi marido es especial para esto pues te puede sacar una sonrisa en el peor de los momentos. Pero no sólo necesitas a tu marido, necesitas a ciertos amigos que estén ahí o simplemente te dejen su hombro de vez en cuando. Aunque la cara amarga de ser adulto y madurar es reconocer que hay amigos que se quedaron atrás en el camino, y que el cariño estará en el corazón por siempre, pero la amistad ya no es tal, y parece que estás ante un extraño, ¿no os ha pasado? A mí esta semana, por varias veces, y entiendo que el camino de cada persona no tiene porqué confluir en el mismo sentido que en el nuestro, y por eso hay amigos que se quedan atrás. Es duro aceptar esto, muy duro. Lo que me queda claro que no nos preparan en la adolescencia para estos palos o estos reveses que nos da la vida, ni siquiera nuestros padres que tanto cariño nos educan.
Es en la soledad donde cierro los ojos y me veo frente al mar, llegándome la brisa y escuchando las olas romper en la orilla... ahí quisiera estar y olvidarme de todo y de todos. 
La realidad es que en frente de mi casa tengo un desierto y no hay olas, ni escucho la brisa del mar... La realidad a veces es así de cruel.
Aunque quizá esta dificultad que ahora hay ante mí no vuelva a aparecer nunca más...

martes, 17 de mayo de 2016

Se acerca el momento...

Cuando me despierto por la mañana y abro los ojos, a veces pienso que ya ha pasado todo el tratamiento y sé el resultado final, ya sea para bien o para mal. De verdad que a veces quiero que se cumpla, y pase el tiempo sin más. Pero claro está, no somos dueños del tiempo ni de todo lo que está por venir.
Nadie sabe lo que es enfrentarse a un tratamiento de reproducción asistida, hasta que lo vive en primera persona. Ahora en televisión y en las redes sociales, se empieza a mover este tema aunque falta mucho camino por andar y en dejar de ser tabú, porque parece que somos personas raras o extrañas que se “obsesionan” con tener hijos y por eso no lo consiguen, cuando hay mil causas médicas que impiden concebir hijos de forma natural. Hoy estoy reivindicando la aceptación social de los tratamientos de reproducción, porque sí, es un problema y cada vez de mayor envergadura en nuestra sociedad, ya sea por dejar el tiempo de la maternidad postergado o por los alimentos que tomamos o el aire que respiramos.
Me sigue doliendo la cabeza, y también creo que me ha subido la tensión. Claro que sí, tenía una poco en la cabeza que encima los efectos secundarios de la meriestra siguen haciendo su aparición. Mañana es la cita para ver cómo va el endometrio… tengo mucho miedo, porque no sé qué pasará. No sé si estará apto para la transferencia o no, o cuánto ha de medir para que sea correcto. La palabra miedo es la correcta en estas situaciones, porque cada día es una duda nueva: si está bien el endometrio, ¿sobrevivirá el embrioncillo congelado?, y si sobrevive, ¿se implantará?, y si se implanta, ¿se quedará conmigo esta vez los 9 meses?
Dudas y más dudas asaltan mi cabeza, y lo peor es que no tienen una respuesta inmediata, tan sólo el tiempo es el único que me dará luz a tanta cuestiones.
Quizá ha llegado el momento de cerrar los ojos, y confiar en algo más allá de nosotros como puede ser Dios y dejarse llevar. Pero me cuesta tanto dejarme llevar sin saber hacia dónde voy… soy demasiado analítica en mi vida.
Y ya ha pasado un día, y llega el momento de cerrar los ojos por la noche y de nuevo a soñar con un tiempo mejor, que puede que algún día llegue.

domingo, 8 de mayo de 2016

Tengo que contarte una cosa...

Cuando alguien se acerca a mí o me escribe por wasapp diciendo algo tal que así: "tengo que contarte una cosa...", y me pone cara rara ya sé qué me van a contar. Fíjate, después de tantos años ahora soy medio adivina...  Y no es culpa de nadie, porque son amigas o compañeras que vienen a contarme algo que para ellas será lo más especial de sus vidas, pero yo siento de nuevo ese pensamiento de "¿por qué yo no?" Me siento mal, pero ya estoy en medio de este huracán del que no puedo salir.
Ya estoy tomando la meriestra para la próxima transferencia de mi pequeño embrioncito, que nos está esperando para que llegue a mi útero y se quede conmigo, al menos nueve meses.
Claro, la vida pasa y continúa. Te fijas en fotos de embarazadas en el Facebook, súper bonitas, en la naturaleza, en ríos, en playas... Y piensas que tú podrías haber sido una de ellas, puesto que mi cuñado me hizo una sesión de fotos cuando aún tenía en mi barriguita a mi pequeño. Qué bonito hubiera sido ver esas fotos cuando hubiera estado gordita... Pero bueno, no era mi destino. 
Encima, las pastillitas azules (meriestra) me están afectando más que todas las hormonas que me he tomado anteriormente: me da dolor de cabeza, me revuelve el estómago incluso me baja un poco la tensión. Como dice mi hermanica ¡son todo ventajas! Ya ves, todo. 
Y es cuando tú misma te hundes pensando que la gente lo consigue sin toda esta mierda, o todo este proceso que nos ha tocado vivir a nosotros. Sí, porque aunque no lo creáis esto es un proceso muy muy duro, y no todas las parejas sobreviven a esto. Tiene que ser una pareja muy fuerte y estable para poder enfrentarse a esta tensión continua. 
En fin, aún faltan muchos días para la primera ecografía y saber cómo va el endometrio o como yo digo "la cunita" para nuestro embrioncillo, y quién sabe, a lo mejor escribo algún día las palabras como tengo que contaros una cosa...

lunes, 2 de mayo de 2016

Vendrá o no vendrá

Sé que es una tontería pensarlo, pero faltan tres días para que me baje la regla y de nuevo miles de preguntas asaltan mi mente... ¿vendrá? ¿no vendrá? ¿habrá funcionado después de cinco años y medio y mil tratamientos realizados? preguntas que no tienen una respuesta inmediata, tan sólo el tiempo me las responderá en su debido momento.
Y claro, ya en ese momento el tiempo es tan relativo... ahora pienso mucho en Hawking y su teoría de espacio-tiempo... ¿qué es el tiempo? pero es que no puedo contestarlo porque no tengo esa capacidad, la verdad. 
De nuevo mirando por la ventana, veo un día soleado y bonito pero mi mente anda ocupada en otras tonterías, y sí, mientras la vida se me va pasando.
Ayer estuve con mis padres, y los observaba pensando "no sé cuánto tiempo me queda con ellos, y ¿qué haré yo cuando no estén?" imagino que todo ser humano se hace exactamente la misma pregunta en algún momento de su vida. Cuando estoy con ellos intento hablar de otras cosas, les enseño a escribir en el ordenador, o me preguntan dudas del Facebook. Curioso ver que tu padre le da "me gusta" en alguna publicación o incluso hace algún comentario. Lo admiro por adaptarse a esta tecnología, e incluso la usan para ver películas por internet. 
Cuando me desperté ayer, sabía que no iba a ser un día fácil: día de la madre. Se me hizo un nudo en la garganta. Yo no soy madre, tan sólo lo fui por 9 semanas y nunca ejercí como tal. Debe ser algo tan maravilloso que ni siquiera se puede expresar con palabras. Felicité a mis amigas P y R por ser unas madres geniales, y ellas me dijeron: "tú vas a ser la mejor" dos lágrimas recorrieron mis mejillas en ese mismo instante. ¿Lo seré? ¿no lo seré?
Y claro está, felicité a mi madre, porque tengo un gran ejemplo a seguir si algún día lo consigo. Es una persona que aún estando con dolor, te hace la comida, te ayuda y te ríes con ella. Es increíble como mujer y madre. Os lo aseguro.
Tras un día largo, visité a una amiga mía que conocí en mi etapa en Madrid, M, y tan sólo fueron unas horas pero es como si el tiempo se detuviera y no existiera, y tenemos tanta confianza que nos pusimos hablar de todas nuestras cosas. La echo tanto de menos... pero bueno, al menos la tengo ahí para siempre.
En fin, tan sólo me queda esperar que es mi destino.

domingo, 24 de abril de 2016

Largo viaje

Siempre que nos vamos de viaje a algún lado, hacemos planes, sacamos los billetes de avión, compramos ropa necesaria para eso, etc. Pero os aseguro que para este viaje, yo no tenía preparada una maleta tan grande en la cual me pudiesen caber todas las idas y venidas que hemos tenido en estos cinco años.
Primero cuando empiezas a buscarlo, y te dices a ti misma: "bah, tardaremos unos meses y seguro que lo conseguimos". Y pasan los meses, y nada. Y baja una regla, y otra, y otra más. Y entre medias, tus amigas tienen hijos, tus hermanos te dan sobrinos, tus compañeras también se quedan embarazadas. Sigue bajando la warry, una vez más.
Y te empiezas a dar cuenta, y eres consciente que esto no va a ser fácil y que la maleta se va llenando de lágrimas, de decepciones, de sueños rotos, de desilusiones. Incluso de penas tan grandes como la de perder un hijo no nacido, pero que estás segura que hubiera sido un niño increíble y nos hubiera dado la oportunidad de dar todo este amor que llevamos dentro.
Es en estos casos que veo alguna película o serie, y justo sale este tema. Fíjate, que acabo de ver la película "un largo viaje" y uno de los personajes dice una frase digna de mencionarse en cualquier parte: "nos centramos en lo que teníamos e intentamos ser felices con eso, e intentar olvidar aquello que no podíamos tener". Y me acuerdo de mi marido, que es el mejor compañero de viaje, ya que a veces él tiene que llevar esta pesada maleta y encima con la mejor de sus sonrisas, porque hasta en los peores momentos me regala ese minuto de alegría de su vida. Eso para mi es el matrimonio: regalar tu vida a quien quieres llevar como compañero. Hubo un día, no hace mucho, que me puso en una pizarra que tenemos en la cocina: "habrá que ser como el tiempo, que a pesar de todo sigue avanzando". Y qué hago yo con esta frase, cómo no tener en cuenta estas cosas tan bonitas. Cada día doy gracias a Dios por ponerlo en mi camino, esa ha sido la mayor de mis suertes.
Mi maleta sigue llena. Quiero dejarla ya atrás de una vez, y ser libre. Libre de estos pensamientos que me inundan y que no me dejan respirar. 
Me gustaría levantarme una mañana y no pensar que no soy madre aún, o que no lo seré. Quiero estar contenta con mi marido, disfrutar de su compañía, y sí, por qué no, coger otra maleta pero esta vez vacía para llenarla de alegrías y de quién sabe, nuevos pasajeros, ¿no?

jueves, 21 de abril de 2016

Risa

La risa. A veces podemos ver la sonrisa en la cara de alguien y pensar “qué feliz es” pero nada más lejos de la realidad.
Yo soy una persona que siempre estoy riendo, porque la verdad, me río con facilidad de casi todo, pero a veces me paro y miro por la ventana y vuelvo a ser consciente de todo el entramado en el que me encuentro. Intentas mirar hacia otro lado, pero ves a otras compañeras embarazadas, con sus preciosas barriguitas y un gesto que siempre miro es cómo se acarician la barriga mientras hablan o mientras están sentadas. Y pienso “¿yo viviré eso algún día?”, quién sabe la respuesta, nadie. Sólo Dios o a veces creo que ni él mismo.
Hoy cuando me hice el reconocimiento médico en la empresa, la médica me preguntó que dónde me hice el tratamiento in vitro y le dije que en Granada, a lo que ella me contestó que son los mejores y que estoy en buenas manos. Sí, yo también lo creo. Pero también me doy cuenta que tengo que volver a empezar todo, volver a empezar de nuevo y me hundo. Me hundo yo sola la verdad.
Hoy tengo ganas de llorar y no parar, porque no entiendo por qué me tuvo que pasar aquello a mí. De todas las estadísticas, yo las cumplo todas en el tema de la reproducción.
Quizá una parte de mi murió también con mi embrioncillo, y ya nunca más la recuperaré, por más que intente reírme y seguir hacia adelante.
Eso sí tengo claro: mi marido es mi familia, y si a lo mejor somos dos, lo seremos juntos para siempre, pese a todo.
Y siguen pasando los días, tan lentos que miro cada minuto el reloj. Y aún faltan dos semanas. Dos semanas…



viernes, 15 de abril de 2016

Será posible otra vez...

Un mes. Definición de mes según la RAE es el conjunto de días consecutivos desde uno señalado hasta otro de igual fecha en el mes siguiente. Sí, eso es exactamente lo que es. 30 días. Para la mayoría de las personas 30 días no son nada, o quizá menos que nada. Para mí, supone un mundo y tiempo perdido en este camino tan tortuoso y larga que me ha tocado vivir.
Ayer volvimos a reproducción asistida, porque nos tocaba la cita para comprobar cómo estaba mi útero y todo después del legrado. Os aseguro que yo me bajé del coche, y me temblaban las piernas. De nuevo volvería al mismo lugar donde todo empezó y donde todo terminó. Donde nuestros sueños se cumplieron y también la peor de nuestras pesadillas.
Yo me agarré al brazo de mi marido, porque os prometo que sentía caer. Sentados en la sala de espera, nerviosos, mirando el móvil y leyendo un poco Facebook y twitter… y de pronto mi nombre lo grita una enfermera. Me decía a mí misma “que no sea la consulta 2…” y la enfermera comenta, “pasad a la consulta 3”. Bien, menos mal…
Entramos y el doctor, comenta un poco la historia: “te quedaste embarazada pero se paró, ¿no?” y claro, no queda otra que contestar “sí, así es…” y de nuevo toca desnudarse y esperar en el potro ese raro, que parece inventado por un torturador de la inquisición. Mientras me quitaba el pantalón os prometo que sentía el miedo en el cuerpo, y temblaba. Y me puse a rezar, y a decir “confío en ti”.
Entró el ecógrafo y ni un comentario me hizo el médico, por lo que todo estaba bien. Lo peor venía después. Nos comenta “cuando te baje la regla, comienzas a tomar meriestra y nos llamas”. Lo que todo esto implicaba que de nuevo tengo que esperarme un mes a todo… otro mes más! Es como cuando a preso que está a punto de conseguir la condicional le comentan que por un problema de un papeleo no ha llegado a tiempo su permiso y tiene que esperar 30 días más.
El camino de vuelta a Almería fue largo, y silencioso porque yo no dejaba de llorar. ¿Por qué me ha tocado vivir todo esto? Es todo tan injusto y tan cruel. Sé que hay enfermedades muchísimo peor, pero yo sentía morir. Y hay veces que lo deseo, porque quiero que se acabe ya este sufrimiento. Y miraba por la ventana, y soñaba que era otra persona y estaba lejos de allí, en cualquier otra parte del mundo. Pero no, estaba allí sentada deseando cerrar los ojos y no sentir nada.
Cuando llegué al trabajo, me puse la banda sonora de la película Intocable, porque ese piano de Ludovico Einaudi te hace evadirte y desaparecer por un tiempo dejando tu cuerpo tan sólo. Menos mal que a mi lado está mi amiga N, que es como un ángel que Dios envió y lo puso en mi camino. Me hace reír tanto, cómo la voy a echar de menos cuando se vaya de baja…
Mi hermana siempre está ahí, lo que pasa que le debe dar coraje verme caída y tan débil, y todo el rato recordando lo que he sufrido… y ella quiere que mire hacia adelante, y dejar atrás el pasado. Pero el pasado está sobre mí siempre, como una sombra.
Y de nuevo, toca buscar en google qué es la meriestra: valeriato de estradiol, que en realidad lo que hace es ayudar a que el endometrio crezca y asegurar el tamaño ideal para la transferencia.
Ya no sé cómo llevar la espera… qué hacer… estuve en un acupuntor nuevo, a ver si con este hay más suerte y me ayuda más. La verdad que el muchacho parece agradable y me dio algunas pautas de alimentación, como suplemento de omega-3 y que coma más huevo (lo cual me encantó, jeje, me encanta el huevo…)
Así que a esperar. Un mes. Sí, eso dicen que no es nada…


viernes, 8 de abril de 2016

Tonterías

Qué de tonterías he hecho a lo largo de estos cinco años de búsqueda… ahora lo veo y hasta me da risa de mi misma. La palabra es patética o incluso loca, porque analizar el color del papel del baño para comprobar si está manchado o no, girándolo con la luz para ver algo que no quieres ver. Y si no ves nada, te dices a ti misma: “aún hay esperanza”. Pero luego, cuando vuelves al baño, (vas del orden de doscientas veces al día), y compruebas que ya sí o sí, por mucho que gires el papel en la luz, se ve manchado. Y otra vez bajón, y el cuento de nunca acabar.
Y no me olvido de mirar el color del pecho, ver si cambia o no… o si lo noto más sensible o no… ya te digo, una loca.
Yo cada vez que oía algo sobre “esto seguro que aumenta la fertilidad”, ahí estaba yo dispuesta la primera, sea cual fuera el precio. Escuché en un podcast de fertilidad, algo sobre la meditación y me apunté. Era meditación del útero, y bueno, lo único que ayuda a relajarte y poco más…
Hace poco fui con mis padres y mi hermana a Fátima (Portugal), porque mi madre siempre había querido ir y bueno, pues yo me apunté también, total no perdía nada por ir. Cuando llegas allí, y ves tantísima gente poniendo velas… te paras a pensar la necesidad de tener fe tan grande que hay. Hay tanto sufrimiento y tanto por lo que pedir, que las velas se amontonaban unas encima de las otras, y llegaban a formar casi fuego. Yo puse muchas velas, por muchas amigas y familia, y sobre todo para que nos diera fuerza y luz en este duro camino que nos espera. El resto del fin de semana, fue divertido estar con mis padres y mi hermana, y dormir con ella, como cuando éramos pequeñas y todo eran risas, alegría, peleillas, etc. Siempre que estoy con ella, todo es más fácil. Hasta cuando me río, se nos saltan las lágrimas y todo.
Allí en Fátima, me compré una pulsera de madera la cual llevo siempre ahora, para recordarme que no estoy sola en este camino y que Dios va conmigo siempre.
Ya tan sólo queda una semana para volver a la cita de reproducción, y comenzar de nuevo todo, aunque esta vez sólo será transferencia de embrión congelado. Ojalá salga bien, y se quede conmigo, mínimo 9 meses.
Quedan días y horas.

lunes, 4 de abril de 2016

Toca volver a esperar

Y los días van pasando, y claro, ahora recuerdo vagamente las palabras de la ginecóloga aquel nefasto día: "cuando te baje la segunda regla, nos llamas para la transferencia".
Así que, volver a esperar toca.
¿Nunca os habéis puesto a mirar cómo pasan los árboles, los paisajes cuando vas de copiloto en el coche? Pues no pasan ellos, avanzas tú. Así es el tiempo, parece que el tiempo no pasa o está parado, pero eres tú la que caminas de nuevo hacia un nuevo intento.
Y llegó la primera regla después del legrado, y encima, estaba en Inglaterra de viaje de trabajo. Es en ese momento, que vuelvo a ser consciente que todo terminó y que hay que volver a levantarse y empezar a caminar. Justo ahí, comencé a escribir este blog que es mi nueva aventura paralela, y que espero que os ayude en este tedioso camino de la reproducción asistida.
Claro, como hemos dicho, la vida continúa en otras vidas, amigas, compañeras que te llevan a un lado para comentarte que están embarazadas... y claro, tú te alegras por ellas, pero de nuevo ese sentimiento de ¿y por qué yo no? Pues últimamente me ha dado por pensar que de forma natural no lo vamos a conseguir ya que después de 5 años con la búsqueda, 4 IAs, 2 transferencias, y sólo lo hemos logrado en la última in vitro, me da qué pensar... algo me pasa a niveles que los médicos no logran averiguar o que con las pruebas de las que disponen, no lo saben. Así, estamos en el bote de "esterilidad de origen desconocida", con miles de parejas igual que nosotros.
Algo dentro de mi intuye que podría ser endometriosis, puesto que mi madre la padeció cuando era muy joven (creo que 22 años) pero esta enfermedad se palía o se paraliza con el embarazo, y así mi madre tuvo después 4 hijos. Esta enfermedad consiste en el crecimiento del tejido endometrial fuera del útero, sobre todo en la cavidad pélvica como en los ovarios, detrás del útero, en los ligamentos uterinos, en la vejiga urinaria o en el intestino.  Suele afectar al 10-15% de mujeres (ya sabéis yo y las estadísticas, que las cumplo todas) y repercute en la fertilidad. 
Así que creo que yo tengo algo de esto... quien sabe, ¿no?

lunes, 28 de marzo de 2016

En un túnel...

Cuando estás en un túnel, a veces es tan largo que no alcanzas a ver la salida y la luz del sol tampoco. Así estaba yo, en un túnel muy muy largo, y no conseguía vislumbrar nada, tan sólo oscuridad.
El día siguiente al legrado, mi hermana vino a mi casa y me lavó el pelo. Yo no quería ni ducharme, ni tocarme ni siquiera me importaba el pelo... pero ella insistió en secarlo. Recuerdo que mientras me secaba el pelo, el cepillo se deshizo y se cayó una parte al suelo y soltamos una risotada. En ese momento pensé: ¿cuándo volveré a reírme de verdad? con esa risa que me caracteriza (algo escandalosa) que sale de lo más profundo de mi ser. 
El momento de ducharme era algo amargo, porque me miraba el pecho y ya no crecería más, y también me miraba la barriga que pararía de aumentar su tamaño conforme a lo que es lo normal.. Creo que me duchaba en menos de dos minutos, para no rozarme la barriga ni nada... 
Esos días necesitaba pastillas para dormir porque cuando caía la noche era lo peor, el momento del más absoluto silencio y la mente viaja a dos mil por hora, y lloraba mucho. 
Vino a verme mi prima V y su novio R, y sentí morir cuando la abracé. ¿Por qué me ha tocado a mi? ¿por qué precisamente a mi? Pero ella, tan sólo me abrazaba. Sí, ese abrazo supuso un hilo de fortaleza para mi.
Mi cuñada M y su marido vinieron también, y qué curioso, la gente cuando estás enfermo suele llevar dulces o algo parecido ¿no? pues ella me trajo un regalo que siempre le estaré agradecida pues ese gesto me dijo algo que no esperaba de ella: me trajo un gel de baño en forma de mousse, con un olor tan bueno que invitaba a bañarse. Un pequeño regalo a veces supone un gran paso para la otra persona, en este caso, yo.
No me apetecía ver a nadie, y los días pasaban, mañanas, tardes, noches. Viendo la tele, o leyendo un libro, aunque no lograba centrarme bien en lo que hacía. No conseguía concentrarme en nada, ni siquiera en mis propios pensamientos.
Es curioso cómo pasan los días, mirando por la ventana, y sin querer vivir ni ilusionarme por nada...
De pronto vi una página por internet, de una psicóloga de fertilidad en Granada, así que decidí escribirle y cuando me respondió, dijimos de ir a visitarla. Fue una ayuda, un empujón para poder ponerme en pie, y empezar a caminar por este largo túnel.
Mi marido tuvo que seguir estudiando para presentarse a unas oposiciones que llevaba meses preparándose, y claro, no iba a tirar por la borda todo el trabajo realizado. Yo lo animaba a estudiar, aunque lo admiro por intentar concentrarse y estudiar. Es el mejor y mi héroe.
En fin, tenía que seguir mi duelo, sí, mi duelo, porque aunque no lo conocí en persona y no dio tiempo a que naciera y viviera, yo lo conocía y tenía que decirle adiós, con todo el dolor de mi corazón: adiós pequeño garbanzito, nos vemos en el cielo. Siempre te querré y nunca olvidaremos que fuiste parte de nuestras vidas por esas maravillosas 9 semanas.
Ahora, seguimos caminando por ese largo túnel, y empiezo a ver algunos destellos de luz, aunque la oscuridad sigue presente.

miércoles, 23 de marzo de 2016

Día del legrado

Cuando desperté por la mañana, pensaba que todo había sido un mal sueño y que tendría que vestirme para ir a trabajar. Pero no era así, era real, hoy era el día que finalmente se terminaba nuestro sueño de ser padres.
Llegamos al hospital, y el hombre que estaba en admisión me dijo: "ánimo, que la próxima será la buena". Y sólo guardé silencio.
Nos dieron la habitación donde estaban todas las parturientas... una mezcla un poco rara la verdad, yo esperando para lo peor de mi vida y ellas esperando el milagro de la suya.
Me cambié y me puse el camisón ese tan bonito... y a esperar en la cama. Eran las 10 de la mañana, y apareció la matrona para ponerme las pastillas en el útero y empezar con la expulsión. Yo lloraba mientras me ponía la vía, y hubo un gesto que hizo, fue apretarme fuerte el brazo que me transmitió toda la comprensión del mundo y terminó diciéndome: "dentro de unos meses, tú estaras gorda para que te alivie el dolor, ¿vale?" No podía articular palabra... yo sólo lloraba. Mi marido a mi lado, me cogía la mano y sólo estabamos en silencio. Yo le pedí que no viniera nadie allí, pues no era sitio de estar mucha gente y no me apetecía, aunque echaba de menos a mi hermana.
Cuando ya comencé a sangrar, era consciente que se terminaba todo, poco a poco, dejaría de sentir esos ascos por la noche, dejaría de oler a kilómetros de distancia, dejaría de sentir a mi pequeño...
Las horas parecían pasar muy despacio, dormitaba a ratos, pero no eran sueños profundos. Lloraba, paraba, lloraba otra vez. Los ojos me dolían. Apareció una prima de mi madre que es enfermera allí, y me abrazó y me dijo que los legrados los dejan para la tarde, así que entraría sobre las 17:30. 
El tiempo avanzaba lento, pero llegó el celador para subir al quirófano y de pronto ví aparecer a mi hermana, ¡había venido corriendo de Madrid! Dios mio, la abracé llorando porque no sabía que decir... la quiero tanto, y ese momento nunca lo olvidaré.
Me despedí de mi marido y nos dimos un beso. Ese beso amargo, pero que significaba que estaríamos juntos pasara lo que pasara.
Me llevaron al quirófano, y me pidieron que me pasara a la camilla del quirófano. Y algo curioso, todos se presentaban y me decían que estuviera tranquila... pero las lágrimas caían por mis mejillas. Me ataron las piernas a los estribos, y me separaron los brazos... y en ese momento me acordé de Jesucristo... yo soy católica y pensaba en el momento de la crucifixión de Jesús, me vi allí con el dolor y deseando que todo terminara. Me pusieron la mascarilla y se acabó. Cuando desperté estaba en la cama llegando a la habitación y vi a mi hermana y mi marido. También llegó mi madre porque la pobre no aguantaba sin venir a verme. 
La auxiliar de enfermería me dijo: "te voy a pedir un bocadillo de jamón y queso, porque la cena se os queda fría, ¿vale?" yo le dije que sí pero aún no estaba yo muy espabilada.
Mientras me comía el bocadillo, mi hermana hizo un foto y la mandó al grupo de mis hermanos, y mi hermano A dijo: "los donaire lo arreglamos todo comiendo", ¡qué gran verdad!
Cuando se fue mi hermana y mi madre, nos quedamos solos, y en nuestro dolor y silencio nos quedamos dormidos. Todo había terminado.










viernes, 18 de marzo de 2016

Día negro: se para

Nada es para siempre. Esa frase aún la tengo grabada a fuego desde que la escuché en una canción de Luis Fonsi, y es la pura realidad. La felicidad es un momento etéreo que se esfuma tras haberlo vivido. Yo era muy feliz, éramos las personas más felices del mundo, pero aquel día nefasto llegó a nuestra vida.
Tenía cita en reproducción asistida para la ecografía última antes de darnos el alta allí, en su departamento. Como mi marido salía de guardia, no le daba tiempo a llegar, así que le dije a mi madre que viniera conmigo, pues sería una ecografía rápida y luego yo volvería a Almería para incorporarme al trabajo. Nada más lejos de la realidad...
Estaba tan contenta, al tumbarme para ver cómo había crecido "loctite", pero la cara de la ginecóloga, que curiosamente fue la que me hizo la transferencia, fue cambiando, y se puso muy seria. Y dijo "se ha parado". Aún hoy día hace eco esa frase en mi cabeza, una y otra vez. Añadió: "no ha crecido y se ha parado. Hay que hacer legrado esta tarde". 
Os prometo que el primer pensamiento que pasó por mi cabeza fue "¿otra vez todo? ¿otra vez volver a empezar? no puede ser" y acto seguido me pellizcaba. Yo le decía como idiota a la médica "pero si escuchamos su corazón, estaba ahí"...
"Es una pesadilla, estoy a punto de despertarme, seguro que va a sonar la alarma" Pero era real, no era un sueño. Recuerdo a mi madre al lado de la camilla, mirándome y dándome besos, pues la pobre no esperaba encontrarse este escenario tan negro. 
Rompí a llorar, y no paraba. No había consuelo. Lo peor estaba por llegar.
La doctora empezó a hablarme de legrado, de ingresarme... yo la interrumpí y le dije que mejor al día siguiente, porque tenía que avisar a mi marido para que volviera a Granada y no se quedara en Almería. Me dio la orden de ingreso y me decía que lo bueno era que ya se había implantado una vez y que podría volver a pasar, pero yo no podía escuchar nada. Sólo silencio, llanto y mi madre diciéndome que a la siguiente.
Ahora venía lo peor: llamar por teléfono a mi marido que iba conduciendo y tenía que explicarle que ya no había nada, que se había parado y que me hacían el legrado al día siguiente.
Cogí el teléfono y con el dedo tembloroso marqué. Un tono, dos tonos... "dime" respondió, pero no podía casi respirar, le dije: "salte de la carretera y hablamos". Él, por el tono de mi voz, sabía que pasaba algo, y me dijo "se ha parado, ¿verdad?". Ese sí que dije, me rompió el corazón en mil pedazos y sentí el dolor. Mi cerebro se quedó en shock y no podía respirar. Sentadas en unas sillas de un pasillo, esperamos a que me calmara para poder coger el coche y volver a casa de mi madre a esperar a mi marido allí. 
Le dije a mi hermana que se había parado, y que todo se había terminado. Imagino que lo que ella sintió fue un dolor compartido conmigo, pues sé que me quiere mucho.
Creo que intento recordar cómo fui desde el hospital a casa de mi madre, pero es que no recuerdo ese camino de vuelta. 
Cuando llegamos a casa de mi madre, me tumbé en la cama de mi hermana, y me puse a llorar, no quería saber nada más. Escribí esta frase en whatsapp; "mi bebé se ha parado, ya no hay latido". Y la envié a todos mis contactos. Recuerdo escuchar vibrar el teléfono, pero no podía mirar nada, pues las lágrimas no me dejaban ver.
Todos los amigos, familia, compañeros, escribiéndome pero no quería saber nada de nadie.
Recuerdo que mi hermano A llegó a casa de mi madre, y me abrazó. Me sentí tan triste, que él no sabía cómo consolarme. Tan sólo ese abrazo me dio unos segundos de paz y serenidad. A veces las palabras sobran, sólo un gesto puede colmar tu corazón.
Sentí el timbre, y sabía que era mi marido y cuando entró en el cuarto nos fundimos en un abrazo infinito, con un llanto desconsolado y tan profundo, que podíamos escuchar el dolor de uno y otro. 
Volvimos a nuestro piso, y nos metimos en la cama. Tan sólo llorando y maldiciendo nuestra suerte. ¿Por qué a nosotros? ¿por qué se ha parado? ¿POR QUÉ?
Pero no hay respuesta, tan sólo una asquerosa estadística que dice que ocurre en un 15% de los embarazos, y está claro, que yo estaba dentro de esa maldita cifra.
Era real. Nada es para siempre, ni siquiera la vida de mi pequeño "loctite".

Primera ecografía: escuchamos su latido

Nos dieron cita en reproducción asistida para la ecografía, el 29 de diciembre y el mismo día también teníamos la cita en la privada. Doble cita.
La verdad que fue una nochebuena muy especial, y los días siguientes que acontecieron. Me miraba la barriga y le hablaba por las noches. Le llamamos "loctite" porque se quedó pegado a mi, jeje.
Ese día fuimos a la sala de espera en la que tantas veces hemos estado ya, pero que no sería la última. Nos llamaron, y como siempre, "desnúdate de cintura para abajo". Yo estaba nerviosa, y sí ahí lo vimos, era un puntito, y el doctor nos señaló el corazón: "veis eso que se mueve, es su corazón". Vi a mi marido llorar, pero yo no me emocioné porque la verdad, no veía muy bien nada... Nos dieron la ecografía, que yo me apresuré a subir al whatsapp para que todos lo vieran.
Al salir de allí, nos fuimos corriendo a la otra punta de Granada para la cita con la ginecóloga privada, lo que ocurre que en esa ocasión, no era nuestra gine preferida. Los embarazos los lleva otra nueva doctora, que fue también encantadora. Si os he de confesar algo, merece la pena pagar por ese trato y los medios que tienen. Vi a mi pequeño en una pantalla gigante y lo más curioso de todo es que escuchamos su corazón. En ese momento, sí lloré porque sabía que había un ser vivo dentro de mi, ¡qué ilusión! mi bebé.
Acto seguido, fuimos a casa de mis suegros pues comíamos allí ese día y aún recuerdo a mi suegra dando saltos de alegría al ver la foto de nuestro "loctite". Inolvidable.
Qué bonito fue despedir el año pensando que íbamos a ser padres, y que nuestro pequeño venía en camino. Pero el destino, una vez más, nos tenía preparado otra sorpresa...

miércoles, 16 de marzo de 2016

Transferencia y ...TERCERA BETA ESPERA

Llegó el momento de la transferencia. Nos dijeron que estuviéramos en el hospital sobre las 8:45 de la mañana, y nosotros allí como un clavo a las 8:30, por si acaso hubiera algo de tráfico.
Esperamos a que apareciera la enfermera, pero quien apareció fue la bióloga. Se veía una chica amable y maja, así que fuimos detrás de ella. Recuerdo que nos metió en una habitación y tenía el pulso en la garganta, notaba como mi corazón iba a mil por hora esperando que nos diera las noticias que tuviera para nosotros.
Empezó a hablar, y nos dijo: "estoy muy contenta, de los 10, han sobrevivido 5 embriones, aunque hay uno que parece que no va bien. Tenéis dos A y dos C". Yo pensé, "¿dónde está la buena noticia si ha dicho que sólo hay 4 de 10?", en fin, yo como siempre lo negativo y haciendo mil cuentas para mí...
Además, ella nos propuso ponernos un sólo embrión, porque tenía muchas posibilidades de que se implantara. Yo le pregunté que cuál era la probabilidad, bajo su experiencia y criterio, y ella nos dijo que la misma que una pareja de 20 años que no toma precauciones, así que firmamos un embrión.
Así que después, entré en la sala para la transferencia con la batita esa tan mona que te dan, y vi a la doctora, que se llama Barbara, y fue la que me puso el embrioncito en el útero. Respiré y recé, no os lo voy a negar, recé con todas mis fuerzas para que se quedara conmigo.
Me dieron la pauta de la progesterona y la heparina, y a casa a descansar y esperar la BETAESPERA. Otra vez esperar sin saber qué va a pasar. Es la incertidumbre la que me mataba...
Esos días los pasamos en casa, y luego yo volví al trabajo intentando ocupar la mente en algo que sabes que por mucho que lo intentes, no se va de tus pensamientos.
Yo sentía algo de asco por las noches, pero leía que podía ser de la progesterona, así que nada de ilusiones estúpidas, y a pensar que ya quedaba poco para los resultados.
Y claro, el tiempo avanza, no se puede parar, y llegó el día de la beta. Nerviosa no, lo siguiente. De nuevo ese grito: "¡Mujeres, sangreee!", y todas en cola para que nos sacaran sangre. Me dieron un número de teléfono y me dijeron "a la 1 nos llamas". 
Eran las 9... Dios qué largo se nos hizo esas horas de espera. Dimos un paseo por el pueblo, vimos la tele, leímos... y a las 12:55 mi marido cogió el teléfono y llamó él, porque yo no podía hablar. Y os digo que la cara de mi marido se fue cambiando y vi un atisbo de sonrisa, "¿lo hemos conseguido?" QUEEEEEEEEE????? Y saltamos los dos juntos en el salón durante 5 minutos una danza improvisada, que era la señal de nuestra más absoluta alegría. Llamé a mi hermana, que estaba en una reunión, y no se lo creía. Ni yo misma me creía eso.
Qué momento tan bonito vivimos, porque luego se lo dijimos a mis padres que estaban tan felices, y a mis suegros también. Mi cuñada llorando, todos emocionados. Fue indescriptible esa felicidad.