lunes, 28 de marzo de 2016

En un túnel...

Cuando estás en un túnel, a veces es tan largo que no alcanzas a ver la salida y la luz del sol tampoco. Así estaba yo, en un túnel muy muy largo, y no conseguía vislumbrar nada, tan sólo oscuridad.
El día siguiente al legrado, mi hermana vino a mi casa y me lavó el pelo. Yo no quería ni ducharme, ni tocarme ni siquiera me importaba el pelo... pero ella insistió en secarlo. Recuerdo que mientras me secaba el pelo, el cepillo se deshizo y se cayó una parte al suelo y soltamos una risotada. En ese momento pensé: ¿cuándo volveré a reírme de verdad? con esa risa que me caracteriza (algo escandalosa) que sale de lo más profundo de mi ser. 
El momento de ducharme era algo amargo, porque me miraba el pecho y ya no crecería más, y también me miraba la barriga que pararía de aumentar su tamaño conforme a lo que es lo normal.. Creo que me duchaba en menos de dos minutos, para no rozarme la barriga ni nada... 
Esos días necesitaba pastillas para dormir porque cuando caía la noche era lo peor, el momento del más absoluto silencio y la mente viaja a dos mil por hora, y lloraba mucho. 
Vino a verme mi prima V y su novio R, y sentí morir cuando la abracé. ¿Por qué me ha tocado a mi? ¿por qué precisamente a mi? Pero ella, tan sólo me abrazaba. Sí, ese abrazo supuso un hilo de fortaleza para mi.
Mi cuñada M y su marido vinieron también, y qué curioso, la gente cuando estás enfermo suele llevar dulces o algo parecido ¿no? pues ella me trajo un regalo que siempre le estaré agradecida pues ese gesto me dijo algo que no esperaba de ella: me trajo un gel de baño en forma de mousse, con un olor tan bueno que invitaba a bañarse. Un pequeño regalo a veces supone un gran paso para la otra persona, en este caso, yo.
No me apetecía ver a nadie, y los días pasaban, mañanas, tardes, noches. Viendo la tele, o leyendo un libro, aunque no lograba centrarme bien en lo que hacía. No conseguía concentrarme en nada, ni siquiera en mis propios pensamientos.
Es curioso cómo pasan los días, mirando por la ventana, y sin querer vivir ni ilusionarme por nada...
De pronto vi una página por internet, de una psicóloga de fertilidad en Granada, así que decidí escribirle y cuando me respondió, dijimos de ir a visitarla. Fue una ayuda, un empujón para poder ponerme en pie, y empezar a caminar por este largo túnel.
Mi marido tuvo que seguir estudiando para presentarse a unas oposiciones que llevaba meses preparándose, y claro, no iba a tirar por la borda todo el trabajo realizado. Yo lo animaba a estudiar, aunque lo admiro por intentar concentrarse y estudiar. Es el mejor y mi héroe.
En fin, tenía que seguir mi duelo, sí, mi duelo, porque aunque no lo conocí en persona y no dio tiempo a que naciera y viviera, yo lo conocía y tenía que decirle adiós, con todo el dolor de mi corazón: adiós pequeño garbanzito, nos vemos en el cielo. Siempre te querré y nunca olvidaremos que fuiste parte de nuestras vidas por esas maravillosas 9 semanas.
Ahora, seguimos caminando por ese largo túnel, y empiezo a ver algunos destellos de luz, aunque la oscuridad sigue presente.

miércoles, 23 de marzo de 2016

Día del legrado

Cuando desperté por la mañana, pensaba que todo había sido un mal sueño y que tendría que vestirme para ir a trabajar. Pero no era así, era real, hoy era el día que finalmente se terminaba nuestro sueño de ser padres.
Llegamos al hospital, y el hombre que estaba en admisión me dijo: "ánimo, que la próxima será la buena". Y sólo guardé silencio.
Nos dieron la habitación donde estaban todas las parturientas... una mezcla un poco rara la verdad, yo esperando para lo peor de mi vida y ellas esperando el milagro de la suya.
Me cambié y me puse el camisón ese tan bonito... y a esperar en la cama. Eran las 10 de la mañana, y apareció la matrona para ponerme las pastillas en el útero y empezar con la expulsión. Yo lloraba mientras me ponía la vía, y hubo un gesto que hizo, fue apretarme fuerte el brazo que me transmitió toda la comprensión del mundo y terminó diciéndome: "dentro de unos meses, tú estaras gorda para que te alivie el dolor, ¿vale?" No podía articular palabra... yo sólo lloraba. Mi marido a mi lado, me cogía la mano y sólo estabamos en silencio. Yo le pedí que no viniera nadie allí, pues no era sitio de estar mucha gente y no me apetecía, aunque echaba de menos a mi hermana.
Cuando ya comencé a sangrar, era consciente que se terminaba todo, poco a poco, dejaría de sentir esos ascos por la noche, dejaría de oler a kilómetros de distancia, dejaría de sentir a mi pequeño...
Las horas parecían pasar muy despacio, dormitaba a ratos, pero no eran sueños profundos. Lloraba, paraba, lloraba otra vez. Los ojos me dolían. Apareció una prima de mi madre que es enfermera allí, y me abrazó y me dijo que los legrados los dejan para la tarde, así que entraría sobre las 17:30. 
El tiempo avanzaba lento, pero llegó el celador para subir al quirófano y de pronto ví aparecer a mi hermana, ¡había venido corriendo de Madrid! Dios mio, la abracé llorando porque no sabía que decir... la quiero tanto, y ese momento nunca lo olvidaré.
Me despedí de mi marido y nos dimos un beso. Ese beso amargo, pero que significaba que estaríamos juntos pasara lo que pasara.
Me llevaron al quirófano, y me pidieron que me pasara a la camilla del quirófano. Y algo curioso, todos se presentaban y me decían que estuviera tranquila... pero las lágrimas caían por mis mejillas. Me ataron las piernas a los estribos, y me separaron los brazos... y en ese momento me acordé de Jesucristo... yo soy católica y pensaba en el momento de la crucifixión de Jesús, me vi allí con el dolor y deseando que todo terminara. Me pusieron la mascarilla y se acabó. Cuando desperté estaba en la cama llegando a la habitación y vi a mi hermana y mi marido. También llegó mi madre porque la pobre no aguantaba sin venir a verme. 
La auxiliar de enfermería me dijo: "te voy a pedir un bocadillo de jamón y queso, porque la cena se os queda fría, ¿vale?" yo le dije que sí pero aún no estaba yo muy espabilada.
Mientras me comía el bocadillo, mi hermana hizo un foto y la mandó al grupo de mis hermanos, y mi hermano A dijo: "los donaire lo arreglamos todo comiendo", ¡qué gran verdad!
Cuando se fue mi hermana y mi madre, nos quedamos solos, y en nuestro dolor y silencio nos quedamos dormidos. Todo había terminado.










viernes, 18 de marzo de 2016

Día negro: se para

Nada es para siempre. Esa frase aún la tengo grabada a fuego desde que la escuché en una canción de Luis Fonsi, y es la pura realidad. La felicidad es un momento etéreo que se esfuma tras haberlo vivido. Yo era muy feliz, éramos las personas más felices del mundo, pero aquel día nefasto llegó a nuestra vida.
Tenía cita en reproducción asistida para la ecografía última antes de darnos el alta allí, en su departamento. Como mi marido salía de guardia, no le daba tiempo a llegar, así que le dije a mi madre que viniera conmigo, pues sería una ecografía rápida y luego yo volvería a Almería para incorporarme al trabajo. Nada más lejos de la realidad...
Estaba tan contenta, al tumbarme para ver cómo había crecido "loctite", pero la cara de la ginecóloga, que curiosamente fue la que me hizo la transferencia, fue cambiando, y se puso muy seria. Y dijo "se ha parado". Aún hoy día hace eco esa frase en mi cabeza, una y otra vez. Añadió: "no ha crecido y se ha parado. Hay que hacer legrado esta tarde". 
Os prometo que el primer pensamiento que pasó por mi cabeza fue "¿otra vez todo? ¿otra vez volver a empezar? no puede ser" y acto seguido me pellizcaba. Yo le decía como idiota a la médica "pero si escuchamos su corazón, estaba ahí"...
"Es una pesadilla, estoy a punto de despertarme, seguro que va a sonar la alarma" Pero era real, no era un sueño. Recuerdo a mi madre al lado de la camilla, mirándome y dándome besos, pues la pobre no esperaba encontrarse este escenario tan negro. 
Rompí a llorar, y no paraba. No había consuelo. Lo peor estaba por llegar.
La doctora empezó a hablarme de legrado, de ingresarme... yo la interrumpí y le dije que mejor al día siguiente, porque tenía que avisar a mi marido para que volviera a Granada y no se quedara en Almería. Me dio la orden de ingreso y me decía que lo bueno era que ya se había implantado una vez y que podría volver a pasar, pero yo no podía escuchar nada. Sólo silencio, llanto y mi madre diciéndome que a la siguiente.
Ahora venía lo peor: llamar por teléfono a mi marido que iba conduciendo y tenía que explicarle que ya no había nada, que se había parado y que me hacían el legrado al día siguiente.
Cogí el teléfono y con el dedo tembloroso marqué. Un tono, dos tonos... "dime" respondió, pero no podía casi respirar, le dije: "salte de la carretera y hablamos". Él, por el tono de mi voz, sabía que pasaba algo, y me dijo "se ha parado, ¿verdad?". Ese sí que dije, me rompió el corazón en mil pedazos y sentí el dolor. Mi cerebro se quedó en shock y no podía respirar. Sentadas en unas sillas de un pasillo, esperamos a que me calmara para poder coger el coche y volver a casa de mi madre a esperar a mi marido allí. 
Le dije a mi hermana que se había parado, y que todo se había terminado. Imagino que lo que ella sintió fue un dolor compartido conmigo, pues sé que me quiere mucho.
Creo que intento recordar cómo fui desde el hospital a casa de mi madre, pero es que no recuerdo ese camino de vuelta. 
Cuando llegamos a casa de mi madre, me tumbé en la cama de mi hermana, y me puse a llorar, no quería saber nada más. Escribí esta frase en whatsapp; "mi bebé se ha parado, ya no hay latido". Y la envié a todos mis contactos. Recuerdo escuchar vibrar el teléfono, pero no podía mirar nada, pues las lágrimas no me dejaban ver.
Todos los amigos, familia, compañeros, escribiéndome pero no quería saber nada de nadie.
Recuerdo que mi hermano A llegó a casa de mi madre, y me abrazó. Me sentí tan triste, que él no sabía cómo consolarme. Tan sólo ese abrazo me dio unos segundos de paz y serenidad. A veces las palabras sobran, sólo un gesto puede colmar tu corazón.
Sentí el timbre, y sabía que era mi marido y cuando entró en el cuarto nos fundimos en un abrazo infinito, con un llanto desconsolado y tan profundo, que podíamos escuchar el dolor de uno y otro. 
Volvimos a nuestro piso, y nos metimos en la cama. Tan sólo llorando y maldiciendo nuestra suerte. ¿Por qué a nosotros? ¿por qué se ha parado? ¿POR QUÉ?
Pero no hay respuesta, tan sólo una asquerosa estadística que dice que ocurre en un 15% de los embarazos, y está claro, que yo estaba dentro de esa maldita cifra.
Era real. Nada es para siempre, ni siquiera la vida de mi pequeño "loctite".

Primera ecografía: escuchamos su latido

Nos dieron cita en reproducción asistida para la ecografía, el 29 de diciembre y el mismo día también teníamos la cita en la privada. Doble cita.
La verdad que fue una nochebuena muy especial, y los días siguientes que acontecieron. Me miraba la barriga y le hablaba por las noches. Le llamamos "loctite" porque se quedó pegado a mi, jeje.
Ese día fuimos a la sala de espera en la que tantas veces hemos estado ya, pero que no sería la última. Nos llamaron, y como siempre, "desnúdate de cintura para abajo". Yo estaba nerviosa, y sí ahí lo vimos, era un puntito, y el doctor nos señaló el corazón: "veis eso que se mueve, es su corazón". Vi a mi marido llorar, pero yo no me emocioné porque la verdad, no veía muy bien nada... Nos dieron la ecografía, que yo me apresuré a subir al whatsapp para que todos lo vieran.
Al salir de allí, nos fuimos corriendo a la otra punta de Granada para la cita con la ginecóloga privada, lo que ocurre que en esa ocasión, no era nuestra gine preferida. Los embarazos los lleva otra nueva doctora, que fue también encantadora. Si os he de confesar algo, merece la pena pagar por ese trato y los medios que tienen. Vi a mi pequeño en una pantalla gigante y lo más curioso de todo es que escuchamos su corazón. En ese momento, sí lloré porque sabía que había un ser vivo dentro de mi, ¡qué ilusión! mi bebé.
Acto seguido, fuimos a casa de mis suegros pues comíamos allí ese día y aún recuerdo a mi suegra dando saltos de alegría al ver la foto de nuestro "loctite". Inolvidable.
Qué bonito fue despedir el año pensando que íbamos a ser padres, y que nuestro pequeño venía en camino. Pero el destino, una vez más, nos tenía preparado otra sorpresa...

miércoles, 16 de marzo de 2016

Transferencia y ...TERCERA BETA ESPERA

Llegó el momento de la transferencia. Nos dijeron que estuviéramos en el hospital sobre las 8:45 de la mañana, y nosotros allí como un clavo a las 8:30, por si acaso hubiera algo de tráfico.
Esperamos a que apareciera la enfermera, pero quien apareció fue la bióloga. Se veía una chica amable y maja, así que fuimos detrás de ella. Recuerdo que nos metió en una habitación y tenía el pulso en la garganta, notaba como mi corazón iba a mil por hora esperando que nos diera las noticias que tuviera para nosotros.
Empezó a hablar, y nos dijo: "estoy muy contenta, de los 10, han sobrevivido 5 embriones, aunque hay uno que parece que no va bien. Tenéis dos A y dos C". Yo pensé, "¿dónde está la buena noticia si ha dicho que sólo hay 4 de 10?", en fin, yo como siempre lo negativo y haciendo mil cuentas para mí...
Además, ella nos propuso ponernos un sólo embrión, porque tenía muchas posibilidades de que se implantara. Yo le pregunté que cuál era la probabilidad, bajo su experiencia y criterio, y ella nos dijo que la misma que una pareja de 20 años que no toma precauciones, así que firmamos un embrión.
Así que después, entré en la sala para la transferencia con la batita esa tan mona que te dan, y vi a la doctora, que se llama Barbara, y fue la que me puso el embrioncito en el útero. Respiré y recé, no os lo voy a negar, recé con todas mis fuerzas para que se quedara conmigo.
Me dieron la pauta de la progesterona y la heparina, y a casa a descansar y esperar la BETAESPERA. Otra vez esperar sin saber qué va a pasar. Es la incertidumbre la que me mataba...
Esos días los pasamos en casa, y luego yo volví al trabajo intentando ocupar la mente en algo que sabes que por mucho que lo intentes, no se va de tus pensamientos.
Yo sentía algo de asco por las noches, pero leía que podía ser de la progesterona, así que nada de ilusiones estúpidas, y a pensar que ya quedaba poco para los resultados.
Y claro, el tiempo avanza, no se puede parar, y llegó el día de la beta. Nerviosa no, lo siguiente. De nuevo ese grito: "¡Mujeres, sangreee!", y todas en cola para que nos sacaran sangre. Me dieron un número de teléfono y me dijeron "a la 1 nos llamas". 
Eran las 9... Dios qué largo se nos hizo esas horas de espera. Dimos un paseo por el pueblo, vimos la tele, leímos... y a las 12:55 mi marido cogió el teléfono y llamó él, porque yo no podía hablar. Y os digo que la cara de mi marido se fue cambiando y vi un atisbo de sonrisa, "¿lo hemos conseguido?" QUEEEEEEEEE????? Y saltamos los dos juntos en el salón durante 5 minutos una danza improvisada, que era la señal de nuestra más absoluta alegría. Llamé a mi hermana, que estaba en una reunión, y no se lo creía. Ni yo misma me creía eso.
Qué momento tan bonito vivimos, porque luego se lo dijimos a mis padres que estaban tan felices, y a mis suegros también. Mi cuñada llorando, todos emocionados. Fue indescriptible esa felicidad.

domingo, 13 de marzo de 2016

Extracción

Después de tantos años, allí estábamos en maternidad para la extracción. Llegamos a las 8:30 como nos dijeron, y subimos a la segunda planta. Había otra pareja ya allí, en una sala de espera. Yo vi a la chica coger el camisón (horrible, por cierto) y la bata, así que hice lo mismo. 
La enfermera entró y me nombró, y me dio un valium y un analgésico. Así que intuí que esto iba a ser doloroso, pero la verdad que iba muy mentalizada a esto. 
Empezaron a llegar más parejas, y todas allí sentadas con el camisón ese feo, esperando nuestro turno. 
Entró una bióloga y era la que llamaba a los hombres para la muestra de semen. Así que a mi marido también le tocó su turno de "mal rato" para recogida de los bichitos bonitos y preciosos. Cuando llegó me dijo que era un baño normal, y que era el mismo para todos, que entraba uno, y cuando salía, llamaban a otro. Es mejor no pararse mucho a pensar en esto...
Y llegó mi turno. Mi nombre y apellidos en voz alta, y allá que me levanté ya medio mareada, de la mano de la enfermera. Me tumbé en la camilla y los pies en los estribos. Y el ginecólogo, parecía simpático, y empezó a hablarme de otras cosas. Introdujo el aparato para la extracción, y comenzó la aspiración de los folículos.
No os lo creeréis pero el ginecólogo me preguntó si quería ver la pantalla donde iba aspirando los folículos, y mi mente curiosa dijo "sí", así que giró un poco la pantalla y era algo espectacular ver esa zona oscura como de pronto desaparecía. Y no os lo negaré, duele muchísimo, un dolor intenso. Pero claro, tienes que aguantar, no queda otra. Yo recé mucho, mi fe en muchos momentos me ayuda a avanzar y a seguir. Y en esta ocasión, fue así.
Y en todo el proceso, el ginecólogo quería saber lo que había estudiado. "Ingeniería Química", y ya empezó una especie de conversación que fue cuanto menos curiosa. Dónde trabajaba, qué hacía, etc. Cuando le dije donde trabajaba, claro, esa empresa se dedica a fabricar encimeras de cocina y quería saber el proceso. Yo ahí, medio muriendo, drogada, explicando el proceso de fabricación, sí, fue surrealista.
En fin, el proceso terminó y había que esperar 30 minutos antes de irnos, hasta que yo estuviera recuperada y que ya nos llamarían al día siguiente para ver cuántos habían fecundado.
Salimos del hospital y diréis, se fueron a casa. No, hicimos una "paradiña" (como dice mi amiga gallega) a comer un café con churros. No hay nada que anime más que un café recién hecho y unos buenos churros. 
Así que a esperar en casita, recuperándome del dolor tan grande que había pasado.
Al día siguiente, sonó el teléfono y la bióloga nos dijo que habían fecundado 10. Aún recuerdo el salto que pegamos los dos del sofá al enterarnos. 
Era el momento de mantener la calma, y de ir en dos días para la transferencia.

Primera ICSI en la Seguridad Social

Es curioso que ese mes deseaba que me bajara la regla, lo que son las cosas, para empezar cuanto antes el tratamiento... así que bajó, y allí que tenía tres pinchazos: gonal, menopur y heparina. 
Resulta que tengo una mutación en un gen de la coagulación, y esto lo supimos porque a mi hermano mayor tuvo un trombo hace unos años y a raíz de esto, todos los hermanos nos tuvimos que realizar un estudio genético específico de coagulación. Esto se supone que evitaría posibles abortos a causa de esto, y otras complicaciones que pueden dar cuando una mujer se queda embarazada.
Cada día, te pinchas con toda la ilusión del mundo, diciéndote a ti misma "que salgan muchos" y al 5 día de pincharme, tocaba revisión de estradiol y ecografía.
Una diferencia abismal entre la privada y la pública, claro, porque en esta ocasión sólo me vieron un par de veces entre medias, antes de la extracción.
Llegamos a la zona de reproducción asistida, y no recuerdo si me dijo que tenía que ir en ayunas para el análisis, así que fui sin tomar nada por precaución. Estábamos sentados a las 8:25, y esperando a que nos avisaran, salió la enfermera y gritó: "¡¡MUJERESSS, SANGREEEEE!!" Y yo dije, pero esto qué es, ¿es que somos vacas en un prado para llamarnos así? Creo que debería revisar estos modos, entiendo que lo hagan cada día y sea un rollo, pero las chicas que vamos allí estamos asustadas, con miedo, con tensión, nervios, y ese grito os aseguro que no tranquiliza a nadie...
Todas en fila, una detrás de otra, todas con el mismo anhelo. Increíble la cantidad de mujeres que había allí... 
Una vez que te sacan sangre, te dicen que te esperes antes de que te hagan la ecografía, y me senté con el dedo presionando como si fuera un punzón, durante un rato. De pronto, escuché un grito, "¡socorro, enfermera, se ha mareado!" una chica estaba blanca como el papel, porque no había desayunado y le bajaría la tensión. Sale la enfermera y suelta, con esa delicadeza, "¡es que sois unas debiluchas!" Y yo estuve por soltar en voz alta "¡qué lástima de enfermeras en el paro!", pero no dije nada porque no tenía ganas de trifulca...
Tras el episodio, me tocó entrar a la ecografía. Ya te desnudas de cintura para abajo, en dos segundos, y te tumbas hasta con ganas de ver a tus pequeños folículos.
El ginecólogo nos dijo que había 11 folículos, y que la cosa pintaba bien. ¡Qué bien! por fin una buena noticia, aunque aún quedaba un largo camino hasta la extracción y fecundación.

Resultados y antimülleriana

Nos citaron para conocer los resultados de la histeroscopia y el cariotipo, y tardaron como 3 milisegundos en decirnos: "todo normal". O sea, que estamos unos 6 meses para las pruebas en cuestión y tan sólo un "todo normal". En fin, otros 6 meses a la espalda.
Y ya pensaba que nos darían la medicación, y resulta que faltaba otra prueba. Pensé "¿será una broma no?" Pues no, era cierto. Faltaba la antimülleriana. Cuando oí el nombre de esta hormona me reí, y dije, "esto no hay quien lo pronuncie".
La hormona antimülleriana (AMH) es la que nos dice la reserva ovárica que nos queda, en cuanto a número de ovocitos y la calidad de los mismos. Los valores normales suelen estar entre 1-3 ng/mL, siendo por debajo de 1, una baja reserva ovárica y por encima de 3, peligro de hiperestimulación. 
Así, que allá que fui al laboratorio de nuevo a sacarme sangre, pero esta prueba es un poco especial y tuve que ir al hospital a hacerla.
Los resultados tardaron como unos 12 días... esto es un no parar de días pasar y yo ver que nada conseguíamos, porque claro, siempre guardas algo de esperanza en conseguirlo por tus medios, pero nada.
Finalmente, tenía la AMH en casi 2, lo que me dijeron que era un buen resultado, y yo respiré pensando que bueno, al menos esto me hacía pensar que aún me quedaban un par de años para intentarlo con la in vitro en la seguridad social, porque esto no es infinito, y cada año que pasa esta reserva va variando.
Llegó el momento de entregarme la medicación y la pauta que tenía que seguir en cuanto me bajara la regla al mes siguiente. Así que, ya quedaba poco para empezar una nueva icsi e ir a por todas una vez más.

viernes, 11 de marzo de 2016

Estudio genético: cariotipo

Aún nos quedaba otra prueba por realizar antes de empezar el tratamiento in-vitro por la seguridad social, y esa era el cariotipo, es decir una foto de los cromosomas.
Yo el día de antes pensaba en la genética y en mis genes por parte de la familia de mi padre y de la familia de mi madre. Ninguna de las familias había sido infértil, pues mis abuelas tuvieron 5 hijos/as cada una, aunque sí había abortos en mis tatarabuelas. Todo eso me hacía pensar que no sería un problema, o ¿si?
Recordé cuando era una niña, y jugaba con mis dos hermanos mayores y mi hermana al "cinquillo" en la playa de Velilla, en Almuñecar. Qué fácil era sólo pensar en jugar, bañarte en la playa y poco más. Deseaba volver a ese momento en el que no me tocaba pensar, pero no tenemos ese poder, y hay que seguir viviendo. Además, mis hermanos ya están casados. El mayor ya tiene dos hijos: una niña muy guapa y pizpireta (fue la primera de mis sobrinos) y un niño con unos ojos que encandilan (del que soy madrina). Él es una persona inteligente y cariñoso, puedes reírte también de cualquier cosa y te enseña cualquier cosa de maravilla, pues es el mejor en eso.
Mi segundo hermano, que tiene un nene precioso e inteligente, siempre está ahí en momentos más inesperados y es cariñoso. Una persona muy inteligente, que tiene claro lo que quiere y lo admiro por eso.
Estos genes van en mi ser, y yo sabía que no había nada malo o al menos lo intuía así. 
En efecto, así fue, una analítica en la que el médico nos dijo que no suele salir nada raro y que enviarían el análisis al centro de reproducción asistida.
Ya tan sólo faltaba ir a esta cita después del verano, verano que decidimos pasar en la Toscana con mis amigos P y P, y con su niño, que no hay vacaciones que no viajemos con ellos.
Fue inolvidable ese viaje y la espera también...

jueves, 10 de marzo de 2016

Histeroscopia

Quizá cuando empecé todo este proceso de la reproducción asistida, no sabía todo lo que me esperaba por delante. Y es que es muy largo el camino, y más aún cuando te añaden pruebas nuevas, pensando que ya las habías hecho todas...
No, quedaba una prueba más: la histeroscopia. Es una prueba con laparoscopia para ver el útero por dentro, y comprobar el estado del mismo. Por si acaso, yo leí en internet que había que ir preparada con compresas, ropa cómoda, y que dolía. 
Así que el día concertado, fui con mi marido al hospital. Tuve que pedir ayuda a una prima mía (V), porque mi marido tenía que irse a trabajar a Albacete a las 11:00 y no sabía cuánto iba a durar la prueba. Me diréis que no pasa nada pedir ayuda, el problema fue que yo no quería que la familia lo supiese, pero no me quedó más remedio. No quería decírselo a mi madre, porque no quería preguntas, preocupaciones, etc.
Al llegar vi salir a una mujer casi gritando de dolor, y yo pensé "jo, no quiero estar así", pero mi marido me dijo: "tú eres más fuerte que todo esto". A veces pienso que tiene la palabra perfecta en el momento concreto, por eso y por un millón de razones más decidí pasar el resto de mi vida con él, no hay otro igual (bueno físicamente sí, su hermano gemelo, jeje).
Era mi turno, y mi marido pudo entrar conmigo, por ser enfermero. Y vi que era sin anestesia ni nada, allí rápido. Os confieso que duele, pero tienes que pensar en otra cosa y decirte a ti misma que va a pasar rápido. Había un MIR con el ginecólogo, que era el que tenía las pinzas de la laparoscopia, e iban tomando muestras. Una de las muestras no la pudo sacar bien, y se perdió... pero en resumidas cuentas, todo estaba correcto.
Al salir recuerdo comerme una tostada de tomate con un café, ya que había ido sin desayunar por si acaso. Luego me fui a casa de mi prima V y su novio R. 
Mis primas para mi son como casi hermanas, porque prácticamente me he criado con ellas en el pueblo de mi madre. Las quiero mucho y siempre las voy a querer. ¡¡Ya quiero incluso a sus hijas!! Sé que sufren conmigo y se alegran conmigo. Os digo que es una suerte tener tantas "hermanas" como yo.

domingo, 6 de marzo de 2016

Mientras esperamos, retos nuevos

No os lo vais a creer, pero mientras esperábamos que nos llamasen para las pruebas pertinentes, decidí emplear el tiempo libre en algo que ocupara la mente y fuera un reto: me compré un puzzle. Busqué y busqué, y al final, me decidí por el café de noche de Van Gogh, un cuadro precioso pero que no os podéis imaginar lo complicado que es en puzzle.
Pues llegó a casa por Amazon y comenzamos a encajar piezas poco a poco.
Como estamos en un pueblo de Almería, no hay demasiado ocio por la zona, así que mi compañera y amiga N, se venía conmigo para echar la tarde haciendo puzzle y escuchando éxitos de los 80´s. 
Qué buenos ratos, gritando como posesas cada vez que encajábamos una pieza, era como el mayor de los logros. En todos esos momentos, me di cuenta de lo especial que es y de la suerte que tengo de haberla conocido. Cuando estas con ella, te ríes y te olvidas de todos tus problemas. Como dice la doctora Marian Rojas, es una persona "vitamina" que hace que tengas ganas de vivir. Es una persona buena y servicial, divertida y loca, como deben ser las amigas. También es Ingeniera, aunque a ella se le olvide a veces, jeje. 
Hoy día, casi 10 meses después de empezar el puzzle lo hemos terminado, y ella está embarazada de casi 6 meses. La vida puede ser así de dura, pero me alegro que le pase a ella, que se merece traer una vida a este mundo.
Hemos superado un reto nuevo.

Lista de espera de seguridad social: nos llaman

Después de tanto tiempo, esperando esa llamada, de pronto trabajando y atareada recibo la llamada del hospital de Almería para comenzar los tratamientos in vitro por la seguridad social. Lo hablé con mi marido, y decidimos trasladar el expediente a Granada, pues allí sabemos que están los mejores médicos en el tema de reproducción asistida. 
Aunque no íbamos a hablar con el Rey, mínimo tuvimos que mover papeles como si fuéramos a ello, pero al final conseguimos llevarlos papeles a maternidad en Granada.
Cuando llegamos allí, entré en la sala de espera y vi la sala repleta de parejas con el mismo anhelo que nosotros. Somos muchas parejas en este tema, pero hoy día parece un tema tabú. Parece que a nuestro alrededor, los amigos y compañeros que consiguen quedarse embarazados ha sido por un "descuido", o les "ha costado poco tiempo". En ese instante que te dicen esas frases, sientes que es como si te disparan dardos al corazón, lógicamente no conscientes, pero duele mucho.
Me nombraron, y pasamos a la consulta. El doctor M.N. nos recibió y comenzó de nuevo la retahíla de nuestra historia. Contando la historia, yo misma me sorprendía del conocimiento que había adquirido en estos años y cómo era capaz de resumirla en 2 minutos. El doctor apuntaba todo y me pidió que me desnudara de cintura para abajo para la ecografía de rigor. Nos dijo que todo estaba bien, aunque tenía un pequeño mioma que no era procupante, y que el ovario derecho parecía un poco escondido, algo que ya conocíamos.
Él nos mandó otras pruebas que anteriormente no nos habían prescrito: histeroscopia y estudio genético de los cromosomas. Así que pedí cita para la histeroscopia, que sería el mes siguiente y el estudio genético no había fecha hasta el verano. ¿Hasta el verano? ¿es que hay mil personas haciéndose estudios genéticos?
De nuevo, paciencia y espera, compañeros en este largo viaje.

Bizcocho de zanahoria

Os preguntaréis, ¿si es un blog de reproducción asistida, a qué viene esta referencia de bizcocho de zanahoria?
Todo tiene su explicación...
Tras nuestro negativo, mi marido tenía que trabajar ese fin de semana, y yo me quedaba sola, pero mi hermana me llamó y me dijo: "te vienes a Madrid conmigo el fin de semana". 
Me gustaría explicaos cómo es mi hermana y cómo tuve la suerte de que mis padres decidieran tener una última niña, pues ya éramos tres los que estábamos en casa.
Ella es increíble. Tan guapa con esos ojos claritos, verdes que te pierdes en ellos, aunque realmente si los ves en el agua parecen grises... piel clarita, a diferencia de mi que soy muy morena de piel, no nos parecemos casi en nada. Es dulce, cariñosa, callada, divertida, tanto que cuando se ríe conmigo, ambas empezamos a llorar hasta con lágrimas. Siempre está a mi lado, cuando la necesito y cuando no. Y por eso, cuando estaba en este momento tan malo, recibí su llamada para ir a verla y allá que cogí mi citroen c4 y camino a Madrid.
Recuerdo que ese camino a Madrid fue el más largo de todos, sola, llorando en el coche, escuchaba todo tipo de música: Alejandro Sanz, las comparsas de Cádiz, Adele, etc. 
Cuando descansé a mitad de camino, miré el móvil y mi hermana había hecho un bizcocho de zanahoria y lo había publicado en facebook, y describía tal que así: "Intentando endulzarle el finde a mi Mari con mi pastel de zanahoria", y sentí como si me diera un vuelco el corazón. ¡qué suerte tengo de tenerla en mi vida!
Cuando llegué nos abrazamos llorando, y no dijimos nada, pero sobraban las palabras. Después, cenamos juntas y probé este delicioso pastel.
También me dio tiempo para ver a mi primilla que estaba en Madrid, y a mis amigas con las que trabajé allí en mi etapa madrileña, que hoy día siguen en mi vida y son importantes para mí. Un beso M,L e I.
Había que seguir caminando, pues esto era un obstáculo que había que superar y volver a la senda.

Segunda betaespera...

No pensaba que volvería a enfrentarme a la segunda betaespera, pero sí, de nuevo tendría que vivir esos 15 días interminables que pasan más lentos que nunca.
Intenté ocupar la mente como podía, saliendo a pasear, hablar con mi compañera N, que es una persona única, de esas personas que conoces en la vida y te preguntas ¿cómo era mi vida antes de que ella llegara? Gracias por estar en mi vida N.
Y nada, de nuevo a mirar el reloj, mirar la fecha. Mmm la fecha, hasta miré cuando sería el posible parto, sí, lo busqué en google y metí la fecha de la última regla y automáticamente sale la fecha probable de parto. Hasta dónde corre la mente humana, que va más rápido de lo que pasa en realidad.
De nuevo, el fin de semana anterior a la beta-CHG empecé a manchar, y mis peores presagios empezaron a materializarse. Cuando fui al baño y vi esa manchita en el papel, sentí como si me aplastaran el corazón de nuevo. ¡No puede ser! ¡Nooo!
Yo llegaba a la consulta de la gine, con el ánimo por los pies, pero quizá siempre guardaba esa pequeña llama de esperanza que arde dentro de cada uno de nosotros, ¿y si al final es positivo?
Cuando entramos en la consulta, y vi la cara de nuestra gine, ya está. De nuevo el mazazo. NEGATIVO. ¡noooooooooooooo! me puse a llorar y ella me abrazó. Me comentó que la media de éxito en in-vitro es a la tercera, que no me quedase en esto, y que había que seguir intentándolo. Nos dijo: "si hay una pareja modelo de salud, sois vosotros, que no hay nada malo... así que lo conseguiréis", aunque yo no escuchaba nada. 
Salimos de Granada rumbo a Almería, pero en silencio, y tristes, muy tristes. Adiós pequeño B, allí te encuentras con tus hermanos embrioncitos A.

Segundo intento: transferencia embrión congelado

Teníamos un embrión tipo B congelado, esperando para ser transferido. Así que decidimos volver a intentarlo ¡Dios mío habían pasado 4 años desde que empezó todo!
Cuando empiezas a buscarlo, tienes tanta ilusión y tantas ganas que nunca llegas a pensar que esto se puede alargar, años (en plural y todo). Pero henos aquí, como decía Sam a Frodo en el monte del destino cuando Frodo desea no estar allí (soy muy friki del Señor de los Anillos jeje), hay que seguir en este camino tortuoso.
Fuimos a la clínica de nuestra gine preferida, y tras el largo retraso en su sala de espera, nos recibió con un abrazo. Sí, lo sé, es privada, pero no tiene porqué darte un abrazo y la verdad, se agradece. Ella me dijo que había que ir a por todas, y que estaba todo bien para la transferencia, que empezara con progesterona y que me haría ecografias periódicas para controlar el tamaño del endometrio, que es el que marca el día.
Tras de nuevo ir y venir de Almería a Granada, llegó el día de transferencia y fuimos con las mismas ganas que cuando empezó el tratamiento. Diréis que soy tonta, pero me puse unos calcetines que pensaba que me traería suerte pues tenían un osito con un globo, y todo el mundo sabe que eso trae suerte, ¿no? 
En fin, de nuevo en ese quirófano de última generación, en la camilla tumbada esperando a recibir el embrioncillo B, que se había descongelado perfectamente. La tarde de antes me llamó la bióloga para decirme que la desvitrificación (en realidad no está congelado, está vitrificado claro) había ido perfectamente y que estaba en óptimas condiciones para la transferencia. 
Así que nuestra gine nos puso la cámara para que viéramos al embrión y allá que fue a ponerlo con todo el cariño y el amor del mundo en mi cunita. ¡qué sensación más rara saber que ya estaba dentro de mi! 
Progesterona, heparina y de nuevo segunda beta-espera.

Capítulo de la acupuntura

Me sentía perdida y desolada ante el negativo de nuestra primera in vitro. Recuerdo que cuando nos lo dijeron, cogimos el coche y volvimos a Almería y fue un trayecto en el que no dijimos una palabra ninguno de los dos. Tan sólo llorábamos y nos tocamos las manos. 
Y había que seguir con la vida, porque claro, no se para nada ni nadie.
Mi hermana me comentó que había leído que la acupuntura va muy bien para los tratamientos in-vitro y todo eso, así que me dije ¿por qué no? Había que probarlo.
Fui hasta al pueblo de al lado, y en una clínica de fisioterapia también hacían acupuntura. Le conté la historia al muchacho, y me pareció un poco frío la verdad, pero bueno, había que confiar en esta técnica milenaria, y que a los chinos les funciona, ¿no?
Pues empezó a clavar agujas por todo el cuerpo, incluida la espalda, y lo mejor fue cuando me dijo "ponte boca-arriba", y yo ¿cómo? ¡si tengo agujas en la espalda! "este se cree que soy un faquir o algo así". Totalmente incrédula me di la vuelta y ¡chan! no pasó nada. Las agujas se doblaban y no se quedaban rígidas. 
Iba dos veces en semana, y noté relajación, sobre todo por las noches que podía descansar mucho mejor.
Algunas sesiones, me ponían un poco de corriente en las agujas, para acentuar el proceso y os imaginaréis que te duele un poco, pero lo aguantas porque es lo que hay que hacer y es lo que podría funcionar.
Pero el tiempo pasaba, y no había ningún "pequeño milagro" pues cada mes bajaba la indeseable.
Así que sólo quedaba esperar al siguiente embrión congelado, que estaba esperándonos en su camita de nitrógeno líquido.

Primera Beta-Espera

Algunos os preguntaréis, ¿qué es eso de "beta-espera"? Se trata de los 15 días más largos de tu vida, que abarcan desde la transferencia del embrión hasta el análisis de la hormona beta-CHG, de ahí la popularidad de "beta-espera".
Cuando vuelves al trabajo después de la transferencia piensas: "estoy embarazada de un día", pues es real en cierta medida, ¿no? pero a medida que avanzan los días, ese pensamiento se aleja y deja paso a otros como ¿habrá funcionado? ¿se habrá implantado? ¿cuántos días pasan desde que se transfiere hasta que se implanta? ¿se siente algo antes? 
Todas y cada una de estas preguntas las he buscado en google, ya sabéis, mi ansia de saber y conocer... pues os contesto algunas de ellas:
- Tiempo que transcurre desde la transferencia hasta la implantación: depende de los días del embrión. Si el embrión tiene 3 días, tarda aproximadamente unos 3-4 días desde la transferencia. Si el embrión tiene 5 días (se denomina blastocisto), y en este caso tardaría 1-2 días.
- Sentir algo antes: además de tener una revolución absoluta de hormonas, somatizas cada síntoma. "Parece que tengo pinchazos por esa zona", y lees que podría ser la implantación. "No siento nada" y lees que hay personas que no sintieron nada y luego fue positivo...
Después de esta beta-espera, me di cuenta que no hay que hacer caso a nada. Vivir esos días como mejor puedas, distraerte, dar paseos, hablar con amigas de otras cosas, alejarte de esos pensamientos y trabajar si puedes.
Llegó el fin de semana antes de la beta, y el viernes (que era mi cumpleaños) empecé a manchar un poco marroncillo, con lo cual mis peores temores se hacían realidad... llamé a la clínica, y me dijeron que hiciera reposo, pero yo ya sabía la respuesta. El domingo, me compré un test de embarazo y salió negativo. 
El lunes me hice la analítica a las 8:00 y el resultado nos lo dieron a las 10:30, salió negativo. Todos nuestros sueños se hacían añicos. Todo se había terminado. Adiós, a los dos pequeños embriones que se fueron al cielo.

sábado, 5 de marzo de 2016

Primera In Vitro

Cuando empiezas un tratamiento de reproducción asistida, todas las dudas y pensamientos pasan a una velocidad de la luz por tu mente: "¿saldrá bien?, ¿qué probabilidad hay de que funcione la primera vez? ¿cuántos folículos son necesarios?" y todas y cada una de estas preguntas las busqué por internet durante mil horas, os lo prometo, mil foros, calculando la probabilidad acumulada... vamos loca perdida.
Creo que esas dos semanas nos hicimos más kilómetros que el baúl de la Piquer (dicho de mi madre), puesto que cada tres días tocaba análisis de estradiol y ecografía vaginal para ver cómo iban los folículos y el endometrio, y debíamos desplazarnos de Almería a Granada. Las ecografías indicaban que tenía un buen número de folículos (en torno a 10), y que a ver qué resultado obteníamos tras la extracción.
A los diez días de comenzar los pinchazos, se programó la extracción así que había que pincharse el Cetrotide (medicación específica para evitar que se rompan los folículos) y el Ovitrelle. Otro dineral en la farmacia... bueno, a esto hay que sumar, claro está, los 8000€ que cuesta este proceso por clínica privada. ¿Cómo puede costar tantísimo dinero estos tratamientos? yo creo que es desmesurado, y no todo el mundo puede permitirse este coste. Nosotros, gracias a Dios, tenemos trabajo y conseguimos ahorrar el dinero durante meses, y pudimos pagarlo cómodamente. Pero vino a mi mente las personas que piden préstamos al banco para hacer esto, que claro puede salir bien, o puede salir mal. No hay una seguridad al 100% de éxito.
El día de la extracción, fuimos a la clínica a las 8:00 de la mañana, en ayunas. Lo que es la salud privada: nos metieron en una super habitación, con nuestro baño y me dieron la bata y todo para prepararme para el quirófano. Ahí fue cuando nos despedimos mi marido y yo, puesto que a él se lo llevaba para su "momento", más agradable que el mío seguro...
Yo me tumbé en la camilla de un quirófano de última generación, con pantalla de televisión y todo. Me ataron los pies a los estribos, y el anestesista empezó a bromear conmigo, imagino que con el fin de que me relajara. Y al segundo ya estaba dormida. Yo recuerdo despertarme en la habitación y preguntarle a mi marido: "¿qué ha pasado? ¿cuántos han salido? ¿cómo he llegado hasta aquí?". Mi marido, qué paciente es, me decía que me habían traído en una silla de ruedas, y que todo bien. Creo que hice esas preguntas como unas diez veces, jeje...
Una vez recuperada, volvimos a casa a esperar la llamada de la bióloga con los resultados obtenidos. Recuerdo que mi marido, me trajo un ramo de flores (qué bonito era) por lo valiente que había sido. Y yo pensé que no era nada, que era un paso más ¿no?
Nos llamaron y nos dijeron que habían sacado 7 óvulos, de los cuales sólo habían fecundado 5, y que el lunes nos veíamos para la transferencia.
Recuerdo que fue un palo grande, porque de 10 se habían quedado en 5. Bueno, aún había 5 para muchos intentos.
El tan ansiado lunes llegó, y lo recuerdo con cariño. Íbamos con toda la ilusión del mundo a por nuestro embrión. La bióloga nos recibió, y nos comentó que tan sólo habían sobrevivido 3 embriones: 2 de tipo A y uno de tipo B. Claramente, yo ya había previamente leído todo sobre la calificación de los embriones: A hasta D, donde A es el óptimo y el que mayor probabilidad de implantación tiene, aunque un embrión tipo D puede dar un embarazo con total normalidad.
Nos miramos mi marido y yo: "¿cuántos transferimos?" y ambos no dudamos en la respuesta: 2.
Así que, nos transfirieron dos embriones muy bonitos tipo A, y tocaba ponerse progesterona, heparina y beta-espera.

Resultados y... ¿cuándo empezamos la Fecundación In Vitro?

Llegó el día de recoger resultados en esta nueva clínica. Todo parecía ir bien, hasta que la médica se para un momento y nos dice: "uy, parece que ha salido positivo en VPH (Virus Papiloma Humano)". Mi cara era un poema de Mario Benedetti... y el de mi marido más todavía. ¿Cómo era posible eso, si yo sólo tenía relaciones con él desde hace más de 10 años? La médica dijo que había que hacer un contra análisis, para descartar la afección de este virus. Así que, de nuevo citología, y corriendo a llevar la muestra al laboratorio en Ganivet (centro de Granada) para que se hiciera el análisis. 
Había que esperar 10 días para obtener el resultado ¡qué diez días más largos! Pero el tiempo avanza inexorablemente, y aunque nos parezca lento, avanza. 
Fuimos a la consulta, y el resultado fue negativo ¡qué respiro dimos! qué alegría. Empezaríamos el tratamiento In Vitro cuando me bajara la próxima regla. Ella nos explicó que en la clínica lo que hacen es ICSI (Inyección Intracitoplasmática), que así escuchado por primera vez dices "Dios, ¿esto qué es?", pero es la unión del espermatozoide y el óvulo en el laboratorio. Me recetó toda la medicación que debía tomar: Gonal, Menopur y la Heparina también, porque resulta que tengo un trastorno genético en la sangre y que nos dimos cuenta a causa de la desgracia de mi hermano mayor: una trombosis. 
En medio de esta vorágine, ocurre algo inesperado y horrible: a mi madre le diagnostican cáncer de mama, y es maligno. ¿Cómo? ¿Cómo era posible que ocurriera esto? Pues ocurre, más de lo que pensamos... Así que, hoy día pienso que fui egoísta y debería haber atrasado estos tratamientos y estar a su lado plenamente. Hoy le pido perdón por ello, aunque no puedo volver el tiempo atrás.
Fui a la farmacia a por esta medicación, y resulta que me suelta la farmacéutica "necesito la justificación de tu médica", y yo ¿qué? ¡¡no la tengo aquí!! y me puse a llorar desconsoladamente en la farmacia... y la chica me dijo "sé lo que se sufre y yo te doy la medicación sin problema". Menos mal... bueno, también me gasté 800€ en medicación. ¿Cómo puede costar tanto esa medicación? ya expliqué en otro post de lo que estaban compuestas, pero aún así me parece muy excesivo...
Así que Octubre de 2014, comencé a pincharme todas las hormonas habidas y por haber para iniciar un proceso inquietante y desconcertante para nosotros como era la In Vitro.

Toca esperar...

Claro, después de todas las Inseminaciones Artificiales y de sus correspondientes negativos, tocaba pararse y pensar un poco en todo esto. La gente te decía "¡seguro que ahora te relajas y pasa!"... si me dieran un euro cada vez que me han dicho esa "maldita" frase... sé que lo hacen con todas las mejores intenciones, pero es que todo tiene un límite. Entonces me pregunto, ¿qué ocurre en mitad de una guerra? ¿la gente no se queda embarazada? Creo recordar que había judías presas en los campos de concentración nazis que se quedaban embarazadas, y no me imagino un lugar más horrible para estar relajado, ¿no? O mas aún, cuando las mujeres son violadas y se quedan embarazadas, no creo que sea el relax más absoluto... y como bien dice mi marido "el estrés no es determinante en esto, pero no ayuda" eso está claro. 
Tras unos días pensando qué hacíamos mientras no avanzaban los días en la "maravillosa lista de espera de la seguridad social" decidimos acelerar un poco el proceso por lo privado. Así, como bien me caracteriza, empecé a buscar presupuestos de clínicas, foros, comentarios, opiniones, etc., y fue cuando la cuñada de una prima mía me comentó una ginecóloga muy buena en Granada, mi ciudad. Pues allá que fuimos mi marido y yo.
Es una excelente persona: cercana, cariñosa, y te tranquiliza nada más llegar. Pero el ser así la lleva a tener la sala de espera repleta de gente; tanto es así que siempre va con retraso de 1 hora, algo que aprovechamos para dar una vuelta por el centro de Granada, y ver tiendecillas e ir de compras.
Como es natural, como buen médico, pide las pruebas pertinentes: analíticas, citología, y el historial de pruebas anteriores. Recuerdo que cuando me lo dijo, yo pensé "toca esperar de nuevo... jo..." pero parece que esa frase va a ser lapidaria en nuestras vidas, al menos hasta el día de hoy.
Pues tocaba ponerse en manos de una nueva médica y confiar en la suerte...