martes, 7 de marzo de 2017

Nueva vida

Llevo varios días dándole vueltas a si seguir escribiendo o no... pero la verdad, me ayuda a desahogarme y así algún día recordaré toda esta aventura. 
Pues ya ha pasado un mes desde que salimos del hospital, y me he dado cuenta que dar el pecho es muy sacrificado, gratificante por una parte, pero sacrificado por otra. Las tomas en mitad de la noche, cambiarle el pañal y demás, casi no duermes seguidas 2 horas. Menos mal que me ayuda Paco porque sola no podría... aunque he de confesar que al principio me aterraba quedarme sola con el bebé, pero después de este fin de semana que él se fue de guardia, lo he conseguido: una noche los dos solos. 
Pasan los días, y aún al cerrar los ojos veo el quirófano, la luz de los focos, los médicos corriendo para operarme... y sobre todo, el pensar que no voy a tener regla. Sí, lo sé, con los años me alegraré de no tener la guarri, pero ahora parece que estoy al borde de un precipicio y no quiero saltar al otro lado para continuar el camino. Miro a mi bebé y pienso que ya no le podré dar un hermanito/a, y no quiero que se quede solo. Para mi, mis hermanos y mi hermana son un pilar importante en mi vida, y él no va a tener eso. 
Añoro tener mi útero, seguramente lo veáis como una soberana estupidez, pero ya no está en mi cuerpo. Se acabó el mirar el papel durante tantos años de intentos para ver si había regla o no, se acabó pensar "¿habré ovulado?", y hacer seguimiento de eso continuamente... nunca sabré si habría logrado un embarazo por mi misma, sin ayuda.
En fin, seguiré escribiendo lo que pueda... porque ahora el tiempo lo centro casi todo el rato en el bebé. Nunca me había parado a pensar qué rápido pasan tres horas, jeje.
Merece la pena mirar la carita del bebé, y saber que parte de ti está en él. Indescriptible.

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