viernes, 21 de abril de 2017

Ya casi tres meses de vida... y aún no me lo creo

Gabriel ha cumplido casi tres meses de vida, y aún no me creo que yo sea madre y que él sea mi hijo. Ayer mirando las notas creadas en el móvil, me percaté de una que fue especial: última regla 5/5/16. Y, fíjate, en realidad sí que fue la última regla de mi vida y quién me lo iba a decir...
Os he de confesar que es duro la lactancia materna... tienes que estar pendiente cada 2-3 horas de darle de comer, porque tú eres su sustento. Es muy bonito saber que gracias a mí, cada día va creciendo y engordando, jeje. Y es que cuando son las 3 de la madrugada, tienes que espabilarte y darle el pecho, se te quieren salir los ojos de las cuencas.
Al menos, ya no me duele cuando se engancha, porque lo pasaba mal al principio.
Han sido meses de adaptación, de amoldarnos ahora a tener alguien más en nuestras vidas, puesto que hemos dejado de ser dos. Tres. Somos tres. Y, estamos muy felices con el pequeño. Nos peleamos hasta por cogerlo o cambiarlo, jeje, aunque no puede pedirme darle el pecho, eso es exclusivo mío. A veces, me he sacado leche con el extractor de Medela que me regaló mi hermana, y él ha podido darle el biberón. He descubierto que soy una vaca lechera, pues produzco mucha leche y he empezado a congelarla, para cuando empiece a trabajar y ya se vaya retirando. Me encanta la tecnología que permite estas cosas...
Lo bueno que estamos viviendo es mi baja maternal a tope, porque Paco sólo trabaja los fines de semana, y este hecho nos permite estar todo el día los tres juntos. Vamos por el centro, vamos al centro comercial, paseamos, etc. Me gustan estos días.
A veces, viene a mi memoria ese día... esa operación... la ginecóloga corriendo... y me veo la cicatriz y me dan ganas de llorar y de reír a la vez. Sentimientos muy encontrados, porque he dado vida y a la vez, casi pierdo la mía. Es una paradoja en sí misma.
Qué penita me da no volver a vivir un embarazo, y de darle un hermanito/a, pero bueno, a veces la vida nos da estos reveses para que nos levantemos una vez más, y continuemos el tortuoso camino.
Va siendo hora de creerme que soy mamá, que alguien me necesita hasta que yo muera, y el día 1 de mayo serán tres meses de vida de Gabi, y por qué no, míos también.

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