martes, 17 de mayo de 2016

Se acerca el momento...

Cuando me despierto por la mañana y abro los ojos, a veces pienso que ya ha pasado todo el tratamiento y sé el resultado final, ya sea para bien o para mal. De verdad que a veces quiero que se cumpla, y pase el tiempo sin más. Pero claro está, no somos dueños del tiempo ni de todo lo que está por venir.
Nadie sabe lo que es enfrentarse a un tratamiento de reproducción asistida, hasta que lo vive en primera persona. Ahora en televisión y en las redes sociales, se empieza a mover este tema aunque falta mucho camino por andar y en dejar de ser tabú, porque parece que somos personas raras o extrañas que se “obsesionan” con tener hijos y por eso no lo consiguen, cuando hay mil causas médicas que impiden concebir hijos de forma natural. Hoy estoy reivindicando la aceptación social de los tratamientos de reproducción, porque sí, es un problema y cada vez de mayor envergadura en nuestra sociedad, ya sea por dejar el tiempo de la maternidad postergado o por los alimentos que tomamos o el aire que respiramos.
Me sigue doliendo la cabeza, y también creo que me ha subido la tensión. Claro que sí, tenía una poco en la cabeza que encima los efectos secundarios de la meriestra siguen haciendo su aparición. Mañana es la cita para ver cómo va el endometrio… tengo mucho miedo, porque no sé qué pasará. No sé si estará apto para la transferencia o no, o cuánto ha de medir para que sea correcto. La palabra miedo es la correcta en estas situaciones, porque cada día es una duda nueva: si está bien el endometrio, ¿sobrevivirá el embrioncillo congelado?, y si sobrevive, ¿se implantará?, y si se implanta, ¿se quedará conmigo esta vez los 9 meses?
Dudas y más dudas asaltan mi cabeza, y lo peor es que no tienen una respuesta inmediata, tan sólo el tiempo es el único que me dará luz a tanta cuestiones.
Quizá ha llegado el momento de cerrar los ojos, y confiar en algo más allá de nosotros como puede ser Dios y dejarse llevar. Pero me cuesta tanto dejarme llevar sin saber hacia dónde voy… soy demasiado analítica en mi vida.
Y ya ha pasado un día, y llega el momento de cerrar los ojos por la noche y de nuevo a soñar con un tiempo mejor, que puede que algún día llegue.

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