domingo, 24 de abril de 2016

Largo viaje

Siempre que nos vamos de viaje a algún lado, hacemos planes, sacamos los billetes de avión, compramos ropa necesaria para eso, etc. Pero os aseguro que para este viaje, yo no tenía preparada una maleta tan grande en la cual me pudiesen caber todas las idas y venidas que hemos tenido en estos cinco años.
Primero cuando empiezas a buscarlo, y te dices a ti misma: "bah, tardaremos unos meses y seguro que lo conseguimos". Y pasan los meses, y nada. Y baja una regla, y otra, y otra más. Y entre medias, tus amigas tienen hijos, tus hermanos te dan sobrinos, tus compañeras también se quedan embarazadas. Sigue bajando la warry, una vez más.
Y te empiezas a dar cuenta, y eres consciente que esto no va a ser fácil y que la maleta se va llenando de lágrimas, de decepciones, de sueños rotos, de desilusiones. Incluso de penas tan grandes como la de perder un hijo no nacido, pero que estás segura que hubiera sido un niño increíble y nos hubiera dado la oportunidad de dar todo este amor que llevamos dentro.
Es en estos casos que veo alguna película o serie, y justo sale este tema. Fíjate, que acabo de ver la película "un largo viaje" y uno de los personajes dice una frase digna de mencionarse en cualquier parte: "nos centramos en lo que teníamos e intentamos ser felices con eso, e intentar olvidar aquello que no podíamos tener". Y me acuerdo de mi marido, que es el mejor compañero de viaje, ya que a veces él tiene que llevar esta pesada maleta y encima con la mejor de sus sonrisas, porque hasta en los peores momentos me regala ese minuto de alegría de su vida. Eso para mi es el matrimonio: regalar tu vida a quien quieres llevar como compañero. Hubo un día, no hace mucho, que me puso en una pizarra que tenemos en la cocina: "habrá que ser como el tiempo, que a pesar de todo sigue avanzando". Y qué hago yo con esta frase, cómo no tener en cuenta estas cosas tan bonitas. Cada día doy gracias a Dios por ponerlo en mi camino, esa ha sido la mayor de mis suertes.
Mi maleta sigue llena. Quiero dejarla ya atrás de una vez, y ser libre. Libre de estos pensamientos que me inundan y que no me dejan respirar. 
Me gustaría levantarme una mañana y no pensar que no soy madre aún, o que no lo seré. Quiero estar contenta con mi marido, disfrutar de su compañía, y sí, por qué no, coger otra maleta pero esta vez vacía para llenarla de alegrías y de quién sabe, nuevos pasajeros, ¿no?

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