lunes, 28 de marzo de 2016

En un túnel...

Cuando estás en un túnel, a veces es tan largo que no alcanzas a ver la salida y la luz del sol tampoco. Así estaba yo, en un túnel muy muy largo, y no conseguía vislumbrar nada, tan sólo oscuridad.
El día siguiente al legrado, mi hermana vino a mi casa y me lavó el pelo. Yo no quería ni ducharme, ni tocarme ni siquiera me importaba el pelo... pero ella insistió en secarlo. Recuerdo que mientras me secaba el pelo, el cepillo se deshizo y se cayó una parte al suelo y soltamos una risotada. En ese momento pensé: ¿cuándo volveré a reírme de verdad? con esa risa que me caracteriza (algo escandalosa) que sale de lo más profundo de mi ser. 
El momento de ducharme era algo amargo, porque me miraba el pecho y ya no crecería más, y también me miraba la barriga que pararía de aumentar su tamaño conforme a lo que es lo normal.. Creo que me duchaba en menos de dos minutos, para no rozarme la barriga ni nada... 
Esos días necesitaba pastillas para dormir porque cuando caía la noche era lo peor, el momento del más absoluto silencio y la mente viaja a dos mil por hora, y lloraba mucho. 
Vino a verme mi prima V y su novio R, y sentí morir cuando la abracé. ¿Por qué me ha tocado a mi? ¿por qué precisamente a mi? Pero ella, tan sólo me abrazaba. Sí, ese abrazo supuso un hilo de fortaleza para mi.
Mi cuñada M y su marido vinieron también, y qué curioso, la gente cuando estás enfermo suele llevar dulces o algo parecido ¿no? pues ella me trajo un regalo que siempre le estaré agradecida pues ese gesto me dijo algo que no esperaba de ella: me trajo un gel de baño en forma de mousse, con un olor tan bueno que invitaba a bañarse. Un pequeño regalo a veces supone un gran paso para la otra persona, en este caso, yo.
No me apetecía ver a nadie, y los días pasaban, mañanas, tardes, noches. Viendo la tele, o leyendo un libro, aunque no lograba centrarme bien en lo que hacía. No conseguía concentrarme en nada, ni siquiera en mis propios pensamientos.
Es curioso cómo pasan los días, mirando por la ventana, y sin querer vivir ni ilusionarme por nada...
De pronto vi una página por internet, de una psicóloga de fertilidad en Granada, así que decidí escribirle y cuando me respondió, dijimos de ir a visitarla. Fue una ayuda, un empujón para poder ponerme en pie, y empezar a caminar por este largo túnel.
Mi marido tuvo que seguir estudiando para presentarse a unas oposiciones que llevaba meses preparándose, y claro, no iba a tirar por la borda todo el trabajo realizado. Yo lo animaba a estudiar, aunque lo admiro por intentar concentrarse y estudiar. Es el mejor y mi héroe.
En fin, tenía que seguir mi duelo, sí, mi duelo, porque aunque no lo conocí en persona y no dio tiempo a que naciera y viviera, yo lo conocía y tenía que decirle adiós, con todo el dolor de mi corazón: adiós pequeño garbanzito, nos vemos en el cielo. Siempre te querré y nunca olvidaremos que fuiste parte de nuestras vidas por esas maravillosas 9 semanas.
Ahora, seguimos caminando por ese largo túnel, y empiezo a ver algunos destellos de luz, aunque la oscuridad sigue presente.

2 comentarios:

  1. Entiendo por lo que has pasado, yo he tenido 3 ectopicos, me han extirpado una trompa y entre medias a mayores un aborto natural, la seguridad social no me quiere hacer fecundacion por que tengo diabetes y peso mas de lo que ellos quieren, y pagar por una invitro por el privado no me quita de que vuelva a ser otro ectopico...es un mundo sin salida, pero tenemos que tener esperanza

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    1. Buenas Ani Dari!!
      Siento mucho por lo que has pasado... no me lo quiero ni imaginar... Lo que sí comentarte, que la in vitro, nunca sería ectópico, porque ya colocan el embrión en el útero, por lo que ya no hay riesgo de que se quede en la trompa. Pregunta en una clínica privada, y que te informen bien.
      Ánimo que seguro que nuestro sueño llegará, aunque tengamos que sufrir más que el resto.
      Un besazo

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