domingo, 13 de marzo de 2016

Primera ICSI en la Seguridad Social

Es curioso que ese mes deseaba que me bajara la regla, lo que son las cosas, para empezar cuanto antes el tratamiento... así que bajó, y allí que tenía tres pinchazos: gonal, menopur y heparina. 
Resulta que tengo una mutación en un gen de la coagulación, y esto lo supimos porque a mi hermano mayor tuvo un trombo hace unos años y a raíz de esto, todos los hermanos nos tuvimos que realizar un estudio genético específico de coagulación. Esto se supone que evitaría posibles abortos a causa de esto, y otras complicaciones que pueden dar cuando una mujer se queda embarazada.
Cada día, te pinchas con toda la ilusión del mundo, diciéndote a ti misma "que salgan muchos" y al 5 día de pincharme, tocaba revisión de estradiol y ecografía.
Una diferencia abismal entre la privada y la pública, claro, porque en esta ocasión sólo me vieron un par de veces entre medias, antes de la extracción.
Llegamos a la zona de reproducción asistida, y no recuerdo si me dijo que tenía que ir en ayunas para el análisis, así que fui sin tomar nada por precaución. Estábamos sentados a las 8:25, y esperando a que nos avisaran, salió la enfermera y gritó: "¡¡MUJERESSS, SANGREEEEE!!" Y yo dije, pero esto qué es, ¿es que somos vacas en un prado para llamarnos así? Creo que debería revisar estos modos, entiendo que lo hagan cada día y sea un rollo, pero las chicas que vamos allí estamos asustadas, con miedo, con tensión, nervios, y ese grito os aseguro que no tranquiliza a nadie...
Todas en fila, una detrás de otra, todas con el mismo anhelo. Increíble la cantidad de mujeres que había allí... 
Una vez que te sacan sangre, te dicen que te esperes antes de que te hagan la ecografía, y me senté con el dedo presionando como si fuera un punzón, durante un rato. De pronto, escuché un grito, "¡socorro, enfermera, se ha mareado!" una chica estaba blanca como el papel, porque no había desayunado y le bajaría la tensión. Sale la enfermera y suelta, con esa delicadeza, "¡es que sois unas debiluchas!" Y yo estuve por soltar en voz alta "¡qué lástima de enfermeras en el paro!", pero no dije nada porque no tenía ganas de trifulca...
Tras el episodio, me tocó entrar a la ecografía. Ya te desnudas de cintura para abajo, en dos segundos, y te tumbas hasta con ganas de ver a tus pequeños folículos.
El ginecólogo nos dijo que había 11 folículos, y que la cosa pintaba bien. ¡Qué bien! por fin una buena noticia, aunque aún quedaba un largo camino hasta la extracción y fecundación.

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